Análisis por Juan Carlos López, CNN en Español

En el mundo de Donald Trump, la realidad es lo que él diga que es. Durante su primer mandato lo dijo ante un grupo de veteranos de las fuerzas militares: “Créenos a nosotros. No creas la basura que dice esta gente, los de las noticias falsas… Lo que ves y lo que lees no es lo que está pasando”.

En su segundo mandato, es claro que los miembros de su Gabinete entendieron el mensaje. Pete Hegseth, secretario de Defensa y expresentador de noticias de la cadena conservadora de noticias Fox, fustigó a sus antiguos colegas por dudar de la versión oficial sobre los ataques a Irán tras conocer un informe de inteligencia militar que evidenció dudas sobre la efectividad de los bombardeos.

“Como se oponen con tanta fuerza a Trump, lo llevan en el ADN y en la sangre porque desean que le vaya mal, tienen que arengar en contra del éxito de los ataques, desear que no hayan sido efectivos, insinuar que la forma en que los presenta el gobierno es falsa, así que toman verdades a medias, difunden información filtrada y la manipulan para generar duda”, dijo.

Por otra parte, Trump desautorizó públicamente a Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia, quien testificó el 25 de marzo ante el Senado que para la comunidad de inteligencia Irán no estaba fabricando un arma nuclear antes de los ataques del 14 de junio, ni había reautorizado el programa bélico suspendido en 2003. Esas declaraciones serían parte, según le confirmaron fuentes a CNN, del creciente descontento de Trump con la funcionaria.

Ese escenario puede explicar el testimonio de la secretaria de Justicia, Pam Bondi, ante el Senado. La reunión había sido convocada para hablar del presupuesto de la entidad, pero terminó con la designación por parte de Bondi a México como un adversario de Estados Unidos, medida que le correspondería al Departamento de Estado.

El testimonio previo sometido por Bondi a la Comisión de Apropiaciones, responsable por la asignación de fondos al Ejecutivo, no menciona a México o el tráfico de armas, aunque sí destaca la incautación de fentanilo.

Pero el graduar a México —principal socio comercial de Estados Unidos— de “adversario” surgió en un intercambio con el senador republicano por Carolina del Norte Lindsey Graham, quien le preguntó a Bondi si México colaboraba en la lucha contra las drogas, a lo que la secretaria respondió con prudencia y dijo que podrían discutirlo en una sesión privada. Luego Graham habló sobre Irán y afirmó que Estados Unidos no se dejaría intimidar por Irán, Bondi respondió:

“No nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro gracias al liderazgo del presidente Trump, no solo de Irán, sino de Rusia, de China y de México, de cualquier adversario extranjero, ya sea que estén tratando de matarnos físicamente o con una sobredosis de drogas para nuestros hijos”.

Es un tema prioritario para Bondi el alabar al presidente Trump. En una reunión de gabinete el 30 de abril aseguró que, gracias a las incautaciones de fentanilo durante los primeros cien días del Gobierno, y gracias al presidente Trump, habían “salvado 258 millones de vidas” en Estados Unidos. Según los cálculos de la secretaria de Justicia, un 75% de los más de 340 millones de personas que viven en el país estuvieron bajo riesgo de morir por una sobredosis de fentanilo, que tiene usos médicos y es cien veces más potente que la morfina.

La cifra presentada por Bondi no responde a la realidad. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades CDC, en 2022 murieron 108.000 personas por sobredosis en EE.UU. Los opioides —que incluyen al fentanilo— representaron un 70% de los fallecimientos, unos 76.000, cifra muy distante de los 258 millones citados por Bondi, quien, como sus demás colegas en el Gabinete, sabe que le habla a un público de uno, Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

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