¿Por qué Estados Unidos deporta migrantes a África?
Por Uriel Blanco, CNN en Español
Estados Unidos ha comenzado a deportar migrantes con antecedentes penales a países de África con los que no tienen ningún vínculo, una práctica sin precedentes que ha generado preocupación entre organizaciones de derechos humanos, gobiernos africanos y expertos en política exterior.
El Gobierno de Donald Trump, que ha utilizado diversos métodos en su campaña contra la inmigración ilegal, ha hecho del envío de migrantes detenidos a países de los que no son originarios parte notoria de su estrategia.
El caso más sonado había sido el envío de cientos de migrantes a El Salvador, por lo cual EE.UU. acordó pagar US$ 6 millones al país centroamericano para albergar a 300 inmigrantes. ¿Cómo se gestionó eso con países africanos?
El martes, el Gobierno de Trump anunció que un grupo de cinco migrantes indocumentados fue enviado a Eswatini, en el sur de África.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), los inmigrantes son originarios de otros países, incluyendo Jamaica, Laos, Cuba, Yemen y Vietnam.
Tricia McLaughlin, portavoz del DHS, aseguró en X que los deportados que fueron trasladados a Eswatini son “tan bárbaros que sus países de origen se negaron a recibirlos de vuelta”. Asimismo, indicó que todos cuentan con antecedentes penales.
Por su parte, el Gobierno de Eswatini dijo en un comunicado al que tuvo acceso CNN que la recepción de los deportados “es el resultado de meses de intensos diálogos de alto nivel con el Gobierno de los Estados Unidos”, durante los cuales se “consideraron todas las vías, incluyendo rigurosas evaluaciones de riesgos y una cuidadosa consideración de la seguridad de los ciudadanos”.
Los cinco deportados “se encuentran actualmente alojados en nuestros centros penitenciarios en unidades de aislamiento, donde se mantienen recluidos delincuentes similares. Se garantiza a la nación que estos reclusos no representan una amenaza para el país ni para sus ciudadanos”, agregó Thabile Mdluli, portavoz del Gobierno de Eswatini, en el comunicado.
No está claro cómo se beneficiará Eswatini al albergar a los deportados. Mdluli declaró a CNN que “los términos del acuerdo (con EE.UU.) siguen siendo información clasificada”.
Eswatini no es el único país de África que ha recibido deportados desde Estados Unidos.
A inicios de este mes, la Corte Suprema de Estados Unidos allanó el camino para que el gobierno de Trump deportara a ciertos migrantes a países distintos de su lugar de origen casi sin antelación.
Poco después, ocho deportados —que, según Estados Unidos, tenían antecedentes penales— aterrizaron en Sudán del Sur, una nación en la cúspide de una guerra civil. Esos migrantes se encontraban previamente en Djibouti, también país africano, mientras se resolvía el caso legal.
Mientras se desenvolvía el caso, los abogados de los migrantes deportados dijeron el viernes 3 de julio que enviarlos a Sudán del Sur representaría un castigo mayor que las condenas que ya han cumplido por sus delitos. Uno de los abogados argumentó ante el tribunal que las acciones del Gobierno en esta situación no tienen precedentes y son “diferentes a todo lo que Estados Unidos ha hecho antes con las deportaciones”.
Los ocho detenidos en Sudán del Sur provienen de países como Myanmar, Sudán, México, Vietnam, Laos y Cuba, según documentos judiciales.
Al hablar sobre la correspondencia diplomática entre Sudán del Sur y EE.UU., el Gobierno de Trump dijo ante el tribunal que a los migrantes se les otorgaría un estatus migratorio de acuerdo con las leyes y procedimientos de inmigración de Sudán del Sur una vez que llegaran ahí.
CNN consultó al DHS para saber cómo decide a qué migrantes enviar a estos países de África y cuál es la manera en que conseguirán defensa legal en naciones que no conocen; sin embargo, el Departamento no respondió a las preguntas y se remitió a los tuits publicados por la portavoz McLaughlin el martes.
Trina Realmuto, abogada de la National Immigration Litigation Alliance, es una de las principales litigantes en el caso contra el DHS por sus esfuerzos de deportar a personas a terceros países sin previo aviso o sin la oportunidad de expresar preocupación de persecución o tortura.
Según Realmuto, uno de los objetivos del Gobierno con las deportaciones a Eswatini es mandar el mensaje de que las personas podrían ser castigadas al ser enviadas a “países lejanos”, dijo la abogada a la agencia de noticias AP.
“Es inquietante que no sepamos cuál fue el intercambio para conseguir que Eswatini aceptara a estos individuos. No sabemos si hubo garantías diplomáticas y, de ser así, qué dijeron. No sabemos si se avisó a estos individuos”, dijo Realmuto a AP. “Todo se ha hecho en secreto”.
Mary Kapron, investigadora de Amnistía Internacional para Canadá y EE.UU., dijo a CNN que hay falta de transparencia y violación de derechos humanos en la deportación de estas personas a terceros países como Eswatini.
“En el caso de terceros países, es mucho más preocupante porque esas personas no tienen ningún vínculo allá, no tienen familiares. Muchas veces, como estamos viendo ahora con el caso de Eswatini, no hablan el idioma. Entonces es muy preocupante que al parecer la administración de Trump está enviando personas a cualquier lugar del mundo donde parece que puede lograr un acuerdo y eso es una violación de los derechos humanos de las personas que han sido enviadas a esos lugares”, explicó Kapron en el programa Café CNN.
Si bien las deportaciones masivas de la administración de Trump a El Salvador han sido noticia mundial, la Casa Blanca también ha intentado discretamente llegar a acuerdos con varios países africanos —además de Sudán del Sur y Eswatini— para que acepten a deportados originarios de otros países.
Algunos de los países contactados por EE.UU., como Nigeria, han denunciado las presiones para aceptar a deportados extranjeros.
“Estados Unidos está ejerciendo una presión considerable sobre los países africanos para que acepten la deportación de venezolanos, algunos recién salidos de prisión”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores de Nigeria, Yusuf Tuggar, en una entrevista televisada la semana pasada, citando el anuncio de Washington sobre el aumento de aranceles y las recientes reducciones en la validez de las visas.
La Misión de Estados Unidos en Nigeria insistió en que los cambios de visas “no se deben a la postura de ningún país respecto a los deportados de terceros países”, sino a “la protección de los sistemas de inmigración estadounidenses”.
CNN se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para obtener más comentarios sobre estas afirmaciones.
Asimismo, el gobierno de Trump mantuvo conversaciones en mayo con Libia y Ruanda sobre la posibilidad de enviar a ambos países a migrantes con antecedentes penales que se encuentren en Estados Unidos, según varias fuentes familiarizadas con las conversaciones.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Libia negó “categóricamente cualquier acuerdo o coordinación con las autoridades estadounidenses respecto a la deportación de migrantes a Libia”.
CNN preguntó al DHS si había alcanzado acuerdos para enviar a migrantes a otros países de África además de Sudán del Sur y Eswatini, pero no recibió respuesta.
La llegada de deportados a Eswatini también ha generado controversia en Sudáfrica, cuyas relaciones con Estados Unidos se han deteriorado durante el Gobierno de Trump.
Una fuente del Gobierno sudafricano dijo a CNN: “Existe la sensación de que algunos dentro del Gobierno de Trump podrían estar utilizando esto (la deportación de prisioneros a Eswatini) para desestabilizar a Sudáfrica”, dada la porosidad de sus fronteras y la difícil situación económica del país.
“Todo el mundo sabe que estos individuos (los convictos deportados) querrán mudarse a Sudáfrica”, dijo otra fuente diplomática, añadiendo que Estados Unidos “solicitó a Sudáfrica que aceptara migrantes y nos negamos”.
La fuente afirmó que las deportaciones a Eswatini eran una provocación de Estados Unidos y una amenaza directa a la seguridad nacional.
Ken Opalo, profesor asociado de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown en Washington, afirmó que el Gobierno de Trump está presionando a las naciones africanas para que cometan actos atroces, como aceptar migrantes de países al azar o entregarles (a EE.UU.) su riqueza mineral en acuerdos ambiguos y sin mucho sentido.
Opalo advirtió: “Es imprudente que los países africanos piensen que pueden llegar a acuerdos y esperar un compromiso creíble de la Casa Blanca, dada su naturaleza transaccional, lo que significa que todo está sujeto a cambios”.
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