Esta base militar no se usó en décadas. Ahora EE.UU. la reactivó en plena tensión con Venezuela
Por Rafy Rivera y Gonzalo Zegarra, CNN en Español
La antigua base naval de Roosevelt Roads, en Ceiba, Puerto Rico, cerró en 2004 luego de más de seis décadas de operaciones militares de Estados Unidos. Durante años se intentó transformarla en un polo de desarrollo turístico y residencial, pero ninguno de esos planes prosperó. Ahora, el enorme complejo militar volvió a recibir aviones de combate en medio de la escalada de tensión entre Washington y Caracas.
Varios cazas F-35 de EE.UU. aterrizaron la semana pasada en la pista del ahora llamado aeropuerto regional José Aponte de la Torre, que opera sobre la infraestructura de la antigua base.
Según del Departamento de Defensa, los cazas pertenecen al escuadrón de ataque 225 y están “listos para enfrentar a los cárteles”.
La historia de Roosevelt Roads está marcada por sus idas y vueltas. Comisionada como base en 1943, se extiende sobre 3.500 hectáreas en la costa este de Puerto Rico, con carreteras internas, escuelas, hospitales y miles de viviendas para personal militar, según documentos de la Marina de Estados Unidos.
La base llegó a ser “una de las instalaciones navales más grandes del mundo”, según la Marina, que destaca sus más de 160 kilómetros de caminos interiores pavimentados.
Cuenta con una pista de más de 3 kilómetros de largo y un puerto de aguas profundas, la base tiene las condiciones para recibir a aviones y embarcaciones de gran envergadura.
Con el paso de las décadas, fue cayendo en desuso para los militares estadounidenses.
Su clausura en 2004 fue celebrada por sectores que rechazan la militarización de la isla, pero también fue lamentada por comunidades que se beneficiaban de la actividad económica que la base motorizaba.
Tras el traspaso de una parte de los terrenos al gobierno local, la Autoridad para el Redesarrollo Local (LRA) elaboró un plan maestro en 2014 para el uso de 1.375 hectáreas que le fueron asignadas. La expectativa era atraer proyectos turísticos —como una marina ampliada y complejos hoteleros— e inversiones inmobiliarias.
En 2023 el Gobierno de la isla firmó una ley que creó un marco jurídico con incentivos especiales para la rehabilitación de la zona, y en 2024 se abrió una convocatoria internacional para el desarrollo de la marina. Este año, la entidad anunció además una inversión de US$ 79 millones en modernización eléctrica con fondos federales.
A pesar de esas iniciativas, la mayor parte de la antigua base permanece sin uso productivo desde hace 21 años.
El panorama, hasta hace unas semanas, era de abandono casi total. Ahora, aunque no se trate de una reactivación oficial de Roosevelt Roads como base permanente, la frase que se comenta es “back in business”, de vuelta al ruedo.
De todas formas, no es la primera vez que EE.UU. vuelve a utilizarla desde su cierre, como en 2017, cuando las usó como punto de entrada de la ayuda humanitaria tras la devastación del huracán María.
La llegada de los F-35 a Puerto Rico se produce en paralelo a la decisión de Caracas de reforzar su despliegue militar en la frontera y en aguas del Caribe, incluso con una serie de maniobras en la isla La Orchila, 690 kilómetros al sur de Puerto Rico.
Días atrás, después de una visita sorpresa del secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, la gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González, aseguró que su Gobierno “está comprometido en esta lucha contra el narcotráfico”, y apoyó el despliegue militar estadounidense, lo que fue rechazado enfáticamente por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
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