Por Andrew Freedman, Ella Nilsen y Gabe Cohen, CNN

El comienzo de otra temporada de huracanes, que promete estar por encima de la media, encuentra a las agencias meteorológicas y de respuesta a desastres de Estados Unidos más desbordadas que nunca, lo que podría dejar a decenas de millones de estadounidenses en una situación más vulnerable ante estas enormes tormentas.

Tanto la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por las siglas en inglés) como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) llegan a la temporada con problemas, tras haber perdido a miles de expertos y personal por las reducciones de las plantillas federales decididas por el presidente Donald Trump desde enero.

Muchos de los afectados por los recortes eran expertos en pronóstico meteorológico, atención ante tormentas y resiliencia, entre otras habilidades relacionadas con la preparación, la predicción y la recuperación ante huracanes.

Los recortes se producen, además, en un momento en que el cambio climático causado por el ser humano acelera el desarrollo de las tormentas, provocando que los huracanes del Atlántico generan lluvias más intensas y se intensifiquen más rápidamente que en décadas anteriores. Por ejemplo, la temporada pasada, los destructivos huracanes Milton y Helene experimentaron una rápida intensificación antes de tocar tierra.

Este año se avecina otra temporada de huracanes por encima del promedio, según anunció NOAA este jueves por la mañana: podría haber entre 13 y 19 tormentas con nombre, entre 6 y 10 de las cuales se convertirán en huracanes, y 3 a 5 podrían alcanzar la intensidad de un huracán de categoría 3 o superior. La NOAA afirmó que tiene un 70 % de confianza en este pronóstico.

Una temporada promedio de huracanes en el Atlántico constaría de 14 tormentas con nombre, de las cuales siete se convertirían en huracanes y 3 en huracanes mayores.

Varios funcionarios actuales y anteriores de FEMA, entidad nacional que se encarga de responder ante desastres y de la reconstrucción posterior, afirman que los pedidos de Trump y de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, de “eliminar” la agencia han generado confusión sobre cuál es su misión y con qué rapidez debería responder a las solicitudes de ayuda de los estados ante desastres.

FEMA tardó dos meses en aprobar la ayuda por desastre tras los tornados mortales de mediados de marzo que azotaron estados republicanos, lo que provocó la indignación de algunos legisladores de ese partido.

“Cuando la declaración de desastre tarda meses, la gente puede pensar que FEMA simplemente no va a estar, porque el presidente y la secretaria del DHS la disolvieron”, dijo Deanne Criswell, exdirectora de FEMA durante la era Biden.

“Siempre ha habido confusión sobre el papel de FEMA en la fase de respuesta a un desastre”, añadió Criswell. “Creo que, dado en contexto, se genera aún más confusión sobre si realmente existe”.

Las medidas de Trump para reducir el tamaño del gobierno, que incluyeron despidos, incentivos para jubilaciones anticipada y otros programas, provocaron que más de 560 empleados del Servicio Meteorológico Nacional abandonaran la agencia desde enero. El temor al burnout o agotamiento es alto entre los meteorólogos que permanecen en las 122 oficinas locales de la agencia.

“Me preocupa la dotación de personal en las oficinas locales para huracanes”, declaró a CNN un empleado de la NOAA, señalando la escasa dotación de personal en algunas oficinas de la costa del golfo. Algunos de ellos pidieron hablar de forma anónima por temor a represalias: “Quizás el primer evento no presente problemas, pero el cansancio será muy real para el pico de la temporada. La gente hará todo lo posible para cumplir con sus tareas, pero no pueden trabajar las 24 horas, los siete días de la semana”.

El Centro Nacional de Huracanes en Miami cuenta con todo su personal para la temporada, pero las oficinas locales son las responsables de adaptar la información y las alertas de los pronósticos a sus áreas, y en muchas de ellas sí faltan varios meteorólogos, técnicos e hidrólogos.

Algunos también carecen de meteorólogos en jefe, lo que priva al personal del pronosticador y gerente más experimentado de su equipo.

El riesgo de agotamiento aumenta si varios huracanes afectan las mismas zonas del país, algo que ocurrió el año pasado.

El empleado de la NOAA que habló con CNN también afirmó que la preocupación por la dotación de personal se suma a la posibilidad de que haya menos datos disponibles para realizar pronósticos precisos de huracanes, dada la reciente reducción en los lanzamientos diarios de globos meteorológicos en todo el país.

Estos globos proporcionan datos cruciales para los modelos informáticos que se utilizan para ayudar a los meteorólogos a predecir el clima, pero la escasez de personal podría impedir que los lanzamientos se realicen cuatro veces al día, lo cual es más habitual cuando un huracán amenaza con tocar tierra en EE.UU.

“Es casi seguro que habrá menos datos para los modelos”, afirmó. Esto podría poner en peligro la precisión de los pronósticos de intensidad y trayectoria de los huracanes, áreas en las que los meteorólogos han avanzado durante la última década.

Trump sugirió por primera vez que podría eliminar la FEMA días después de asumir el cargo, mientras visitaba los daños causados por el huracán Helene en Carolina del Norte. Desde entonces, la agencia se ha visto sumida en el caos por los recortes de personal. Alrededor del 10 % de la plantilla total de FEMA abandonó la agencia desde enero y las proyecciones indican que la pérdida de personal aumentará hasta un 30 % para finales de este año.

Entre las salidas se incluyen altos funcionarios con experiencia en la gestión de la respuesta federal a grandes tormentas. El administrador interino de FEMA fue despedido recientemente tras declarar a los legisladores que no apoya el desmantelamiento de la agencia, distanciándose de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y otros altos funcionarios del DHS.

Un experto en desastres afirmó que destituir a altos directivos de FEMA y transferir más responsabilidades a los estados es “una receta para el desastre”.

“No hay nadie que tome las decisiones estratégicas necesarias ante estos eventos sin precedentes”, declaró Wendy Huff Ellard, quien dirige el equipo de recuperación ante desastres del bufete de abogados Baker Donelson. “Estas cosas no son uniformes; realmente no hay una guía definitiva”.

Una reciente revisión interna de FEMA dejó en evidencia la falta de preparación de la agencia para la temporada de huracanes de este año, según informó CNN. La revisión indicó que la agencia “no está lista” para el inicio de la temporada de huracanes del 1 de junio, lo que abre un periodo de incertidumbre general, falta de coordinación con los estados y otras agencias federales, baja moral y nuevos trámites burocráticos que probablemente retrasarán su capacidad de respuesta.

“La falta de claridad no ayuda a nadie a prepararse”, dijo Huff Ellard. “Creo que la gente está tan confundida en este momento sobre el proceso, lo que habrá y lo que deberían estar haciendo, que está restando recursos a las iniciativas de preparación”.

En una audiencia en el Capitolio la semana pasada, Noem declaró a los legisladores que “no existe un plan final formalizado” para reestructurar la agencia y transferir responsabilidades a los estados.

Más recientemente, FEMA reabrió centros de capacitación para preparar al personal para la temporada de huracanes y ha ampliado las extensiones de contrato para los trabajadores a tiempo parcial que se despliegan en zonas durante desastres. Sin embargo, un funcionario de FEMA declaró a CNN que les preocupa que los preparativos se estén realizando demasiado tarde.

Criswell, exdirector de FEMA, declaró a CNN que una de las funciones más importantes de la agencia es coordinar a las demás agencias federales que intervienen durante los desastres, asegurándose de no duplicar innecesariamente las labores de rescate y recuperación.

FEMA es guiada por el director de gestión de emergencias de cada estado, explicó Criswell.

“Por eso FEMA cuenta con alguien que coordina los recursos federales, para que la gente no tenga que ir sola”, añadió. “(El Departamento de Defensa) podría estar haciendo algo similar a lo que hace la Guardia Costera. Si eso sucede, se pierden funciones críticas que deben implementarse”.

Incluso si los estados intensifican sus labores, les resultaría difícil replicar por completo la respuesta federal.

Incluso antes de que FEMA y la NOAA perdieran personal, no había suficientes recursos para actuar ante las tormentas, afirmó Carrie Speranza, presidenta de la Asociación Internacional de Gestores de Emergencias de EE.UU. Pero si los estados deben desempeñar un papel aún más importante, los gobernadores podrían tener menos incentivos para enviar sus recursos de ayuda mutua a los estados vecinos más afectados.

Speranza dijo que esta temporada no se debe dar por sentado que los equipos de primera línea y el personal de resiliencia comunitaria acudan al rescate si se ven afectados por una gran tormenta.

“Es una situación muy diferente, especialmente cuando se trata de ayudar a las personas en su peor momento”, dijo. “No hemos tenido tiempo de adaptarnos. La idea de ‘abolir FEMA’ nos tomó a todos por sorpresa”.

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