Por Kameryn Griesser

Después de siete años como vendedora en una gran tienda en Virginia, Alicia Costello todavía no tenía un horario consistente semana a semana, y solicitar tiempo libre pago era un fastidio.

Durante un tiempo, Costello se las arregló, hasta que se embarazó de su primer hijo. Las citas médicas debían programarse con al menos un mes de anticipación, y la aprobación no estaba garantizada, dijo.

“Es frustrante tener el tiempo limitado que has acumulado y por el que has trabajado tan duro, sin saber cuándo puedes o no aprovecharlo”, dijo Costello. “Hay un límite a lo que podemos asumir física y mentalmente”.

Necesitando un trabajo que le permitiera pasar más tiempo con su familia, Costello renunció en abril, y su experiencia es compartida por la mayoría de la fuerza laboral estadounidense. Casi dos tercios de los trabajadores estadounidenses se enfrentan a horarios de trabajo inestables e inflexibles, según una nueva encuesta nacional de Gallup, denominada Estudio sobre el Estado del Empleo en Estados Unidos, publicada el martes.

Mientras tanto, los trabajadores con horarios predecibles disfrutan de mayor seguridad financiera, mejor equilibrio entre trabajo y vida personal y mayor satisfacción general con sus trabajos, según la encuesta a 18.000 empleados.

“Creo que una de las preguntas más importantes que la gente se hace en este momento es, a pesar de que el desempleo es bastante bajo, ¿por qué millones de trabajadores siguen sientiéndose tan desilusionados, desconectados y luchando por salir adelante?”, dijo Rachel Korberg, directora ejecutiva y cofundadora del Fondo para la Familia y los Trabajadores, quien colaboró en la creación de la encuesta.

“Necesitamos pasar de una conversación que se centra sólo en la cantidad de empleos a una conversación también sobre la calidad del empleo”.

Lo más notable es que aproximadamente el 41 % de los encuestados dijeron que tenían poco o ningún control sobre cuántas horas trabajaban, qué días trabajaban o cuándo podían tomarse tiempo libre.

Además, más de una cuarta parte de los trabajadores dijeron que no conocen su horario con dos semanas o más de anticipación.

“Creo que lo importante aquí no es solo que todos quieran un horario de 9 a 5 con el mismo horario de lunes a viernes”, dijo Korberg. “Se trata de que el trabajador tenga voz y voto en su horario”.

Según la encuesta, los horarios impredecibles suelen implicar cambios frecuentes y cancelaciones de turnos, lo que dificulta planificar eventos de la vida o mantener un segundo empleo. Por esta razón, alrededor del 38 % de quienes tienen horarios de baja calidad informaron enfrentar dificultades económicas.

Muchos empleadores pueden reducir las horas de la semana a poco menos de 40 horas para que no sea necesario pagar horas extras, un pequeño ajuste que puede tener un gran impacto para los trabajadores con salarios bajos, dijo Korberg.

En el caso de Costello, tuvo que trabajar 39 horas semanales.

“Nunca se aprobaron las horas extras”, recordó Costello. “Era difícil porque, sobre todo para las fiestas, hubiese sido bueno ahorrar dinero y hacer horas extras de vez en cuando”.

Según la encuesta, se encontró que la volatilidad de horarios era especialmente común entre los trabajadores a tiempo parcial y aquellos sin título universitario, incluso cuando se controlaba por edad, género, educación e industria.

“Existe la idea de que estos empleados son potencialmente más reemplazables y podrían tener menos influencia en su entorno laboral”, afirmó Guy David, profesor Alan B. Miller y catedrático de Gestión Sanitaria en la Wharton School, y profesor de Ética Médica y Políticas de Salud en la Perelman School of Medicine de la Universidad de Pensilvania. David no participó en la encuesta.

A partir de su propia investigación sobre las condiciones laborales de los empleados del sector salud, David descubrió que quienes tenían horarios inestables eran más propensos a renunciar. Sin embargo, muchos empleadores podrían desconocer la importancia que ha adquirido la conciliación laboral y personal para los trabajadores, añadió.

“Creo que esta encuesta confirma nuestros hallazgos y es una llamada de atención para las empresas que desean aumentar o mejorar la retención sin aumentar la nómina”, afirmó David. “Las nuevas generaciones, en particular, buscan límites muy claros”.

La pandemia de covid-19 probablemente también fue un factor clave en este cambio de actitud, sugirió María Flynn, directora ejecutiva y presidenta de Jobs for the Future, entidad que también colaboró en la creación de la encuesta. A medida que más empresas migraron al teletrabajo, la fuerza laboral se acostumbró a una mayor flexibilidad.

Si bien los sistemas de programación automatizada ya se utilizan ampliamente en diversas industrias, en el futuro más empresas pueden adoptar sistemas impulsados por inteligencia artificial capaces de estudiar las necesidades de los trabajadores y equilibrarlas con las demandas de la empresa, dijo David.

Si bien Flynn y Korberg sugirieron que los trabajadores se comuniquen abiertamente sobre sus preferencias de horarios con sus gerentes, también reconocieron que el cambio tendrá que ocurrir en gran medida entre los empleadores.

“Un buen horario ayuda a las empresas a involucrar y retener a los trabajadores, lo que contribuye a sus resultados”, afirmó Korberg. “Espero que las empresas tomen nota del estudio y consideren si podrían implementar cambios en sus prácticas de programación”.

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