Por Nadeen Ebrahim, CNN

Estados Unidos parece estar a punto de sumarse al conflicto de Israel con Irán con un posible ataque a instalaciones nucleares clave del país, incluida la planta de enriquecimiento de combustible de Fordow, que está oculta en lo profundo de una montaña.

Días después de los ataques de Israel contra Irán y su programa nuclear, los líderes israelíes están a la espera de saber si el presidente de EE.UU., Donald Trump, los ayudará a terminar el trabajo.

Trump se muestra cada vez más receptivo a usar recursos militares estadounidenses para atacar instalaciones nucleares iraníes y pierde interés en una solución diplomática a la crisis, dijeron a CNN dos funcionarios familiarizados con las conversaciones en curso.

“Puede que lo haga, puede que no. O sea, nadie sabe lo que voy a hacer. Pero puedo decirles esto: Irán tiene muchos problemas y quiere negociar. Y les dije: ¿por qué no negociaron conmigo antes de toda esta muerte y destrucción?”, aseguró Trump a periodistas en la Casa Blanca este miércoles.

Expertos en Irán advierten que un ataque estadounidense podría arrastrar al país a un atolladero aún más complicado que las guerras en Iraq y Afganistán: una confrontación prolongada que podría durar todo el mandato de Trump y costar muchas vidas y recursos estadounidenses, a instancias de Israel.

“Cualquier ataque por parte de Estados Unidos llevará a un ataque a gran escala de los iraníes contra bases estadounidenses en la región, y a una guerra total entre EE.UU. e Irán”, dijo a CNN Trita Parsi, vicepresidente ejecutivo del Instituto Quincy en Washington.

Teherán puede que no sea capaz de sostener una guerra prolongada con Estados Unidos, pero tampoco será una guerra fácil para Washington, dijo Parsi.

“Irán es un país muy grande, lo que significa que habría una gran cantidad de objetivos que Estados Unidos tendría que atacar para eliminar la capacidad de Irán de contraatacar”, explicó Parsi, y señaló que esto ocurriría en un momento en que no existe un apoyo generalizado a una guerra con Irán ni siquiera dentro del propio entorno de Trump.

Un ataque de Estados Unidos a Irán abriría una “caja de Pandora” y “probablemente consumiría el resto de la presidencia del presidente Trump”, dijo a CNN Ellie Geranmayeh, investigadora principal en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

“Una vez que abres esta caja de Pandora, no tenemos idea de hacia dónde podrían ir las cosas”, afirmó Geranmayeh. “Trump, en el pasado, ha retrocedido cuando estuvo al borde de una guerra con Irán, y tiene la capacidad de hacerlo nuevamente”.

La República Islámica ya considera a Estados Unidos cómplice de los ataques de Israel contra Irán, al afirmar que los israelíes lo están atacando con armas estadounidenses; y algunos funcionarios iraníes dijeron que Teherán ya se preparó para una “guerra total y prolongada”.

Este miércoles, el líder supremo, el ayatola Alí Jamenei, dijo que Irán no retrocederá, un día después de que Trump exigiera una “¡RENDICIÓN INCONDICIONAL!” en una publicación en redes sociales.

“Que los estadounidenses sepan que la nación iraní no es una que se rinda, y cualquier intervención militar de su parte resultará, sin duda, en daños irreparables”, declaró Jamenei en un discurso nacional.

La implicación directa de Estados Unidos en el conflicto podría llevar a Irán a activar lo que queda de sus grupos aliados en Iraq, Yemen y Siria, que anteriormente han lanzado ataques contra objetivos estadounidenses en la región.

Sabiendo que no puede ganar abiertamente un conflicto contra Israel y Estados Unidos, los expertos señalan que Teherán podría optar por una guerra de desgaste, en la que intente agotar la voluntad o la capacidad de lucha de su adversario en un conflicto prolongado y dañino, como lo hizo durante la guerra de una década contra el Iraq de Saddam Hussein en los años 80.

“La estrategia iraní podría terminar siendo simplemente resistir, contraatacar tanto como puedan y esperar que Trump finalmente intente acortar la guerra, como lo hizo en Yemen”, dijo Parsi.

Tras meses de ataques contra los rebeldes hutíes en Yemen, respaldados por Irán, Estados Unidos logró en mayo un acuerdo de alto el fuego con el grupo, para disgusto de Israel.

“Así es como Teherán ve una oportunidad de ganar una guerra de desgaste”, escribió Abdolrasool Divsallar, investigador principal en el Instituto de las Naciones Unidas para la Investigación sobre el Desarme, en X. “Aprovechando a largo plazo sus capacidades ofensivas y agotando las fuerzas de defensa combinadas de EE.UU. e Israel”.

“La entrada de EE.UU. en esta guerra es una decisión mala y costosa para todos”, agregó Divsallar.

En una publicación en persa dirigida a Trump en X, el exnegociador nuclear iraní Hossein Mousavian, quien ahora vive en Nueva Jersey, instó al presidente a ser un “presidente de la paz”, advirtiendo que un ataque a Fordow sería inútil —ya que probablemente Irán ha trasladado algunas de sus centrifugadoras avanzadas a otros lugares— y que probablemente empujaría a Irán a buscar una bomba nuclear.

“Con una sola decisión equivocada, podrías no solo ser responsable de que Irán decida construir una bomba nuclear, sino también llevar a Estados Unidos a una guerra cuyas consecuencias para el pueblo estadounidense serían mucho más dañinas que los ataques estadounidenses en Afganistán e Iraq”, escribió Mousavian.

Parsi señaló que si el programa nuclear de Irán es destruido, podría ser solo cuestión de tiempo que el Gobierno decidiera construir una bomba.

“Los iraníes tienen el conocimiento y la capacidad para reconstruir todo”, dijo Parsi. “Lo único que logra un ataque es retrasarlos, mientras aumenta drásticamente la motivación de Irán para construir un arma nuclear”.

Fordow es considerado el objetivo más difícil y codiciado por Israel en su deseo de destruir la infraestructura nuclear iraní. Pero lo que realmente hay dentro de esa instalación secreta no está del todo claro, explicó Parsi.

“El enriquecimiento principal ocurría en Natanz (instalación nuclear). Fordow se dedicaba a otras cosas, más bien a la investigación”, dijo, y agregó que tampoco está del todo claro dónde guarda Irán su reserva de uranio enriquecido.

Tampoco está claro si un ataque estadounidense podría destruir con éxito el complejo, que se encuentra oculto en lo profundo de una montaña cerca de la ciudad santa de Qom.

Las salas principales de Fordow están a una profundidad estimada de entre 80 y 90 metros (alrededor de 262 a 295 pies) bajo tierra, lo que los hace seguros frente a cualquier bomba aérea que se sepa que posee Israel.

Yechiel Leiter, embajador de Israel en Estados Unidos, ha dicho que solo la Fuerza Aérea de EE.UU. tiene el arma capaz de destruir ese sitio. Sin embargo, los analistas advierten que no hay garantía de que incluso la bomba estadounidense “rompe-búnkeres” —la GBU-57/B, conocida como Massive Ordnance Penetrator— pueda lograrlo.

Los constantes bombardeos de Israel contra Irán y sus instalaciones nucleares han generado preocupación en la región por una posible contaminación radiactiva, que podría extenderse mucho más allá de las fronteras iraníes si se llegara a atacar una planta nuclear.

Irán solo tiene una planta de energía nuclear, ubicada en la ciudad de Bushehr, en el sureste del país, y hasta ahora Israel no la ha atacado.

Bombardear Fordow no generaría el mismo riesgo que atacar un reactor nuclear, dijeron dos expertos a CNN.

Scott Roecker, vicepresidente de Seguridad de Materiales Nucleares en la Iniciativa contra la Amenaza Nuclear (Nuclear Threat Initiative), afirmó que no habría un gran riesgo de dispersión radiactiva en Fordow “porque ese uranio enriquecido es fresco, como lo llamamos en la industria”.

“No ha pasado por un reactor, por lo tanto, no se produciría una dispersión de radiación sobre una gran área, como ocurriría, por ejemplo, si bombardearan Bushehr, la planta de energía nuclear en operación. Eso sí provocaría una dispersión significativa de radiación”.

“La radiación estaría localizada alrededor del sitio, y dado que también está enterrado bajo tierra, no sé cuánto de eso realmente se liberaría”, añadió Roecker.

Behnam Ben Taleblu, director senior del programa sobre Irán en la Foundation for Defense of Democracies (FDD), un grupo de expertos pro-Israel con sede en Washington, describió el posible daño como un problema químico: un tipo de contaminación diferente al que se produciría al bombardear un reactor nuclear.

Dijo que habría cierta preocupación, pero señaló que el riesgo no es tan alto como el de atacar un reactor en funcionamiento.

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Con información de Christian Edwards, Olivia Kemp, Jeremy Diamond, Vasco Cotovio, Brad Lendon, Alayna Treene, Kevin Liptak, Kaitlan Collins, Kylie Atwood, Jennifer Hansler y Natasha Bertrand de CNN.