Por Natasha Chen y Kyle Feldscher, CNN

Los Dodgers, uno de los primeros grandes equipos deportivos profesionales de la ciudad de los Ángeles, son una piedra angular de la cultura del sur de California. Su logotipo entrelazado de Los Ángeles es tan emblemático como el cartel de Hollywood, reconocido en todo el mundo y llevado como símbolo de orgullo por millones de angelinos.

En tiempos de crisis, equipos como los Dodgers suelen ser un punto de encuentro, una fuerza unificadora en momentos de lucha. Pero en las últimas semanas, cuando surgieron grandes protestas en Los Ángeles en respuesta al aumento de las redadas contra inmigrantes indocumentados por parte de la administración Trump en el área del sur de California, los Dodgers se convirtieron en el blanco de la ira local. Fue una dura degradación desde que fueron objeto de adoración local hace apenas unos meses durante un desfile por el campeonato de la Serie Mundial.

El 6 de junio, las redadas frente a un Home Depot y un almacén de ropa en Los Ángeles desencadenaron días de protestas y, en algunas noches, enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden. El 7 de junio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desplegó tropas de la Guardia Nacional en la ciudad para “proteger temporalmente al ICE” (el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) “y a otro personal del Gobierno de Estados Unidos que esté desempeñando funciones federales” y para proteger la propiedad federal, según un memorando, anulando al gobernador de California, Gavin Newsom, que calificó la medida de “descarado abuso de poder”.

Las familias se han dividido, la gente fue detenida por agentes de paisano que llevaban máscaras y gorras y Trump y su administración se deleitaron con la oportunidad de enfrentarse a los políticos demócratas. Mientras el miedo se extendía por Los Ángeles, muchas de las instituciones de la ciudad hablaron para defender a los inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo que estaban siendo detenidos por el Gobierno federal.

Pero no los Dodgers. El equipo –cuyo estadio forma parte de la larga historia de la experiencia latina en Los Ángeles, dado que el terreno en el que se asienta albergó en su día un barrio mexicano-estadounidense que luchó durante años para no ser desplazado– guardó silencio públicamente sobre la tensión que se apoderaba de su ciudad.

Ese silencio enfureció a muchos aficionados, que se sintieron abandonados por su equipo.

“Creo que la organización, en su conjunto, tenía que decir algo. La afición es predominantemente latina, y los hemos estado apoyando siempre”, dijo Amanda Carrera, una aficionada de los Dodgers que se manifestaba frente al estadio de los Dodgers el jueves.

Algunas decenas de personas también protestaban mientras los Dodgers jugaban contra los Padres de San Diego. Gritaban “ICE fuera de Los Ángeles” y “ICE fuera del Dodger Stadium”. Muchos expresaron su enfado con la organización de los Dodgers por permanecer en silencio ante el problema que azota a una parte fundamental de su afición. “¿Y por qué debemos seguir apoyándolos si ellos no nos apoyan?”, preguntó Carrera. “Y, aunque suene desgarrador, es como si amáramos tanto a nuestro equipo y sintiéramos que ellos no nos aman”.

Con ese telón de fondo, las fuerzas del orden federales llegaron el jueves a las afueras del amplio estacionamiento del Dodger Stadium.

Comenzaron a circular informes de que agentes federales estaban presentes en el estadio ubicado en las afueras del centro de Los Ángeles, lo que desató la preocupación de que la represión migratoria de la administración Trump llegara al hogar de los campeones de la Serie Mundial horas antes de un juego contra los Padres de San Diego. Los manifestantes se apresuraron a la zona y comenzaron a corear consignas anti-ICE contra los agentes federales.

Según el equipo, los agentes de ICE llegaron al estadio de los Dodgers y pidieron permiso para acceder al estacionamiento. Los Dodgers dijeron que no.

La versión de la administración Trump de lo sucedido es muy diferente. Los vehículos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CPB, por sus siglas en inglés) estaban en un estacionamiento del recinto, y uno de ellos tuvo una avería en el coche que hizo que se quedaran más tiempo, según un funcionario que mantuvo que no hubo ninguna operación relacionada con la franquicia de la MLB.

Ha habido una afluencia de agentes de la CBP en el área de Los Ángeles a raíz de las protestas contra la agenda de aplicación de la ley de inmigración de Trump. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) desplazó personal de la agencia a la región, incluidos agentes fronterizos, para responder a esas protestas y muchos se han quedado en la zona.

“Esto no tenía nada que ver con los Dodgers. Los vehículos de la CBP estuvieron en el estacionamiento del estadio muy brevemente, sin relación con ninguna operación o aplicación de la ley”, dijo la vicesecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, en un comunicado.

La cuenta del ICE en X incluso señaló directamente a los Dodgers, diciendo que su publicación era falsa.

“Nunca estuvimos allí”, decía el mensaje.

Sea cual sea la agencia o su propósito, la aparición de agentes federales en el estadio de los Dodgers es suficiente para crear un acontecimiento de gran repercusión, dado el ambiente que se está apoderando de Los Ángeles.

Algunos negocios han estado cerrando temprano, con más clientes quedándose en casa. A medida que el año escolar llegaba a su fin, algunos estudiantes lloraban abiertamente en clase, preocupados por el futuro de sus familias. Los familiares se mantuvieron alejados de las ceremonias de graduación, mientras que algunas niñeras optaron por permanecer cerca de las casas de sus empleadores, solo llevando a los niños alrededor de la manzana en lugar de parques públicos.

Los rumores sobre dónde estará el ICE o cómo cumplirá las exigencias de la Casa Blanca de realizar más detenciones se han disparado, no solo en Los Ángeles, sino en todo el país. Con el Mundial de Clubes de la FIFA atrayendo a los aficionados al fútbol a los estadios de EE.UU., se ha temido que los agentes federales puedan tener como objetivo a las personas que acudan a los partidos.

Por eso, cuando el jueves empezaron a circular noticias de la presencia de agentes federales en el exterior del Dodger Stadium, los manifestantes acudieron en masa al complejo del equipo, situado a las afueras del centro de Los Ángeles. Las imágenes del estacionamiento exterior del estadio mostraban una hilera de policías que impedían a los manifestantes acercarse al gran grupo de vehículos de las fuerzas del orden federales sin distintivos que se habían reunido en la amplia explanada de concreto del estadio.

La Casa Blanca espera que el ICE detenga a 3.000 personas al día, y las autoridades de la zona de Los Ángeles dicen al público que no tienen ni idea de dónde aparecerán los próximos agentes federales, por lo que toda la zona está en vilo.

Carerra dijo que está organizando una protesta a finales de esta semana y que oye cosas contradictorias sobre si la gente realmente quiere estar en público.

“La comunidad ha votado a favor de la protesta. Quieren salir y hacerlo, pero creo que hay otra mitad que tiene miedo”, dijo.

“Da miedo cuando ves imágenes y videos de gente secuestrada. Ya sabes, agentes del ICE, vehículos sin identificación, máscaras cubriéndoles la cara… Ni siquiera sabemos en quién confiar. No sabemos si son agentes reales o no, ¿sabes? Así que hay mucho miedo. Es horrible. Es tan desgarrador”.

Esa tensión hizo que muchos aficionados arremetieran contra los Dodgers por no haber hecho más para expresar su apoyo a sus seguidores, muchos de los cuales son latinos. Las respuestas a la cuenta X de los Dodgers estaban llenas de aficionados que exigían al equipo que dijera algo condenando las acciones del Gobierno federal o –como mínimo– que expresara su apoyo a la comunidad inmigrante de Los Ángeles.

Al Aguilar, quien estaba de pie afuera del Dodger Stadium con un cartel que decía “¿Los Doyers en silencio? Silencio”, el jueves por la tarde, dijo que la historia del equipo en Los Ángeles debería hacerlo más comprensivo con la presión sobre la comunidad.

Dijo que los Dodgers compraron los terrenos de Chavez Ravine a un precio rebajado y que el desalojo de las últimas familias que quedaban en los terrenos se produjo con la estipulación de que el estadio se utilizaría para la comunidad. Dijo que los latinos se mantuvieron en gran medida alejados del equipo hasta que la Fernandomanía –el debut de la leyenda de los Dodgers Fernando Valenzuela y su posterior éxito–, en 1981, hizo que se convirtieran en aficionados de por vida.

Esa historia no se olvida hoy, dijo.

“No se dijo nada. Guardaban silencio sobre los temas que estaban pasando, ni siquiera tomaban partido. Podrían decir: ‘Creemos en la igualdad de derechos, los derechos constitucionales, el debido proceso’, sin tomar partido, solo esas cosas, pero no dijeron nada”, dijo Aguilar a CNN.

Y agregó: “Con la cantidad de jugadores latinoamericanos que tienen, con la comunidad estando detrás de ellos todos estos años, siendo [perdonados], si ustedes fueran echados de sus casas y arrastrados por una franquicia deportiva que interrumpió a la comunidad, podrían tener sentimientos al respecto”.

Cuando la cantante Nezza interpretó el himno nacional de EE.UU. antes de un partido el pasado fin de semana, mientras las protestas “No Kings” se desarrollaban en todo el país y Los Ángeles sufría otro fin de semana de protestas, decidió hacerlo en español. Lo que causó más indignación contra los Dodgers fue el hecho de que ella dijo que un empleado de los Dodgers le pidió específicamente que no lo hiciera.

“Realmente no vi ningún problema en ello y quería que la gente supiera que estoy con ellos y los apoyo”, dijo Nezza a CNN el martes.

En un video se oye a una persona no identificada, que según Nezza es un empleado de los Dodgers, decirle a la cantante: “Hoy vamos a hacer la canción en inglés, así que no estoy seguro de si eso no se transmitió”.

Tras su actuación, el empleado de los Dodgers –al que no quiso dar su nombre– llamó casi inmediatamente al representante de Nezza y le dijo que no volviera a llamarles ni a enviarles correos electrónicos, y que su cliente no era bienvenida de nuevo, según la cantante.

Los Dodgers dijeron públicamente que “no hay consecuencias ni resentimientos” en relación con su actuación y que la cantante no tiene prohibida la entrada en el estadio y puede volver a él.

Nezza, cuyos padres son inmigrantes, declaró que el equipo no se ha puesto en contacto con ella y que no piensa volver al estadio.

“No me siento bienvenida a volver”, dijo.

Carerra señaló que esa actitud del equipo confunde y enfada a muchos aficionados.

“Esa es la confusión, porque ya se han manifestado en contra o en relación con otras cuestiones sociales”, declaró a CNN. “Han hecho declaraciones antes sobre cosas, y por eso, ya sabes, el hecho de que les esté llevando tanto tiempo es simplemente muy confuso, y duele”.

Esa frustración con la organización podría aliviarse entre los aficionados tras el enfrentamiento del jueves con la administración Trump.

Las idas y venidas con el Gobierno se produjeron el mismo día en que se esperaba que el equipo emitiera una declaración sobre cómo planea apoyar a los inmigrantes en el área de Los Ángeles afectados por la represión migratoria.

Gary Lee, el fundador de DodgersNation.com, dijo que el silencio es la “posición por defecto” de los Dodgers en la represión de la inmigración, pero el plan para un anuncio por parte del equipo sobre la forma en que planea ayudar a los inmigrantes en la zona fue un alivio.

“Los Dodgers han sido posiblemente más influyentes culturalmente en la ciudad de Los Ángeles” que otras franquicias deportivas, dijo Lee, “por lo que parece haber más responsabilidad hacia la comunidad sobre sus hombros que cualquier otra franquicia, incluidos los Lakers”.

Pero, tras el incidente del jueves con los agentes federales, el anuncio previsto no se materializó.

Para algunos aficionados, el daño está hecho independientemente de lo que diga el equipo. Carerra dijo a CNN que la cantidad de presión pública sobre los Dodgers la ha hecho cuestionar al equipo de una manera que nunca antes hubiera cuestionado. Incluso si los Dodgers hicieron una fuerte declaración de apoyo o realmente echaron a los agentes federales de la propiedad del Dodger Stadium el jueves, ahora se pregunta si todo es un movimiento de relaciones públicas.

“Es como ¿podemos confiar en ellos?, ¿podemos confiar en ellos hasta este punto que lo que están haciendo no es solo para tipo de, ya sabes, protegerse a sí mismos, y que apesta. Odio que se haya llegado a este punto”, dijo.

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