Por Oren Liebermann y Tamar Michaelis, CNN

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, no tardó en disfrutar del éxito militar de Israel en Irán. El ataque sorpresa de las fuerzas israelíes, coordinado con la agencia de inteligencia Mossad, golpeó instalaciones nucleares y eliminó a funcionarios iraníes con precisión.

En los días siguientes, Israel amplió su operación sobre Irán, declarando superioridad aérea y atacando el arsenal de misiles balísticos de Teherán.

El miércoles, Netanyahu se jactó en una reunión de Gobierno de que Israel logró “una gran victoria en la campaña contra un enemigo que vino a destruirnos”. Y, por primera vez en años, contaba con el apoyo popular del país.

Una encuesta del Instituto de Democracia de Israel mostró que el 70 % de la población apoyó la decisión de atacar a Irán, al que Israel ha considerado durante mucho tiempo su mayor amenaza existencial. Entre los israelíes judíos, el apoyo fue aún mayor, con un 82 %, según el sondeo.

Sin embargo, en las horas posteriores al alto el fuego que puso fin al conflicto, Israel se vio obligado a volver a enfocar su atención en Gaza, una guerra en la que los grandes éxitos estratégicos vistos en Irán son mucho más difíciles de encontrar.

En cambio, Gaza ha sido durante mucho tiempo una lucha agotadora contra Hamas, que recurre a tácticas de guerrilla para contrarrestar la superioridad militar israelí.

Netanyahu tenía previsto reunirse el jueves con un pequeño círculo de altos funcionarios israelíes para discutir la estrategia en Gaza, en medio de una disputa interna sobre cómo proceder: la ultraderecha sigue pidiendo intensificar la guerra, mientras que otros sostienen que el éxito en Irán ha abierto una nueva ventana de oportunidad para poner fin de manera integral al conflicto en Gaza.

Israel parece haber salido de los 12 días de conflicto con Irán como la potencia militar indiscutible de Medio Oriente, capaz de atacar objetivos con impunidad en el Líbano, Siria, Yemen y ahora Irán. Decenas —y en ocasiones cientos— de aviones de combate israelíes realizaron misiones contra Irán, cubriendo cientos de kilómetros de espacio aéreo hostil, para atacar desde instalaciones nucleares hasta lanzadores de misiles balísticos y símbolos del régimen. Parecía que el único límite para la operación israelí, desde la perspectiva militar, era su propio arsenal de armas.

No obstante, si los combates demostraron el poder militar de Israel, también revelaron sus límites. El afamado sistema de defensa aérea del país interceptó la gran mayoría de los misiles balísticos iraníes, alrededor del 90 %, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Pero los misiles que lograron superar los sistemas de defensa Arrow y David’s Sling, diseñados para proteger contra proyectiles de mayor alcance que el más conocido Domo de Hierro, causaron daños sin precedentes en algunas de las ciudades más grandes de Israel, incluidas Haifa y Tel Aviv.

En las horas finales antes de que entrara en vigor el cese del fuego el martes, un misil balístico impactó un edificio residencial en Bersheva, matando al menos a cuatro personas. La fuerza de la explosión atravesó los edificios circundantes y destruyó muros de concreto. Una investigación inicial de las FDI determinó que al menos tres de los fallecidos se encontraban en su refugio.

No se veía una lluvia de misiles tan intensa sobre Israel desde que el expresidente de Iraq Saddam Hussein lanzó decenas de misiles Scud durante la Guerra del Golfo en 1990.

Prácticamente todos los días y noches durante casi dos semanas, millones de israelíes corrieron a refugios con solo unos minutos de advertencia. Quienes no tenían refugio en casa corrían al refugio público más cercano. Pero los misiles balísticos iraníes demostraron ser mucho más potentes que los iraquíes de hace tres décadas. Incluso cuando los bombardeos disminuyeron tras los primeros días, un mayor porcentaje de misiles logró penetrar las defensas israelíes, a menudo con consecuencias devastadoras, matando en total a 28 personas y dejando a cientos más heridas.

Yogev Kudady estaba en su refugio antiaéreo en Bersheva con su esposa y sus cuatro hijos pequeños cuando una de las últimas andanadas iraníes antes del alto el fuego impactó a unos 45 metros de su casa.

“Todo está roto y el techo se vino abajo, miré a los niños y a mi esposa y me quedé sin palabras”, dijo Kudady a CNN. “Hasta ahora, estoy en shock como nunca en mi vida. Nunca, nunca, nunca”.

El departamento de compensaciones de la Autoridad Tributaria de Israel estimó que se necesitarán más de US$ 1.300 millones para reparar los daños causados en solo 12 días de conflicto. En una reunión del lunes del Comité de Finanzas de la Knéset, el jefe del departamento de compensaciones, Amir Dahan, dijo que la cifra podría ser aún mayor. Unos 25 edificios tendrán que ser demolidos, señaló.

En contraste, el ataque liderado por Hamas contra Israel el 7 de octubre y los posteriores 20 meses de guerra en Gaza han causado aproximadamente US$ 730 millones en daños, de acuerdo con Dahan, lo que resalta la magnitud de los daños provocados por los misiles balísticos iraníes en tan poco tiempo.

Durante años, Israel se acostumbró a la protección de su sistema de defensa aérea de corto alcance Domo de Hierro, que interceptó miles de cohetes desde Gaza con un historial impecable. Pero la amenaza de esos cohetes se limitaba en gran medida a las comunidades cercanas a Gaza. Las andanadas de misiles balísticos de Irán activaron sirenas de alerta roja en todo el país.

“He pasado por muchas guerras aquí y nada se compara con esto”, dijo Diana Blitz, una residente de Bersheva cuya casa de la infancia resultó dañada en el ataque con misiles del martes. “El techo se vino abajo, todas las ventanas se rompieron en cada habitación. Nuestra puerta principal es de metal fuerte y literalmente se dobló. La cerradura se rompió. Todo quedó destruido”.

Mientras el conflicto con Teherán se intensificaba, Gaza —y el destino de los rehenes retenidos allí por Hamas— prácticamente desapareció de las noticias. En lugar de contar los días de la guerra en Gaza, que superó los 600 el mes pasado, los principales canales de noticias de Israel pasaron de inmediato a contar los días de combates con Irán.

Sin embargo, el conflicto en Gaza continuó, incluso cuando la atención de los israelíes se desplazó a otro lado, especialmente porque las masivas protestas contra la guerra que llenaban las calles de Tel Aviv cada semana fueron prohibidas bajo reglas de emergencia.

El martes, el mismo día en que entró en vigor el alto el fuego entre Israel e Irán, horas después de ser anunciado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, siete soldados israelíes murieron en Khan Younis por un artefacto explosivo improvisado adherido a su vehículo blindado. Fue uno de los incidentes más mortales para Israel en los últimos meses.

“Necesitábamos a alguien como Trump, aquí mismo, que saliera y dijera: ‘Devolver a los rehenes, detener todas esas cosas, volver a una situación normal’”, dijo el legislador ultraortodoxo Moshe Gafni el jueves, en una inusual muestra de disenso dentro del Gobierno, “pero parece que hasta ahora no hemos tenido ese privilegio”.

Si las operaciones de las FDI en Irán demostraron la capacidad militar de atacar con precisión e inteligencia, su guerra en curso en Gaza ha sumido al país en el conflicto opuesto. En Israel, la guerra se ha caracterizado por escasos avances y un creciente enojo público, mientras que a nivel internacional han aumentado las condenas por la cantidad desproporcionada de civiles muertos.

Una encuesta a finales de mayo para el Canal 12 de Israel reveló que el 55 % de los consultados cree que Netanyahu continúa la guerra para mantenerse en el poder. Otros sondeos han indicado repetidamente que más del 60 % del país apoya un acuerdo para liberar a los rehenes, incluso si eso implica poner fin a la guerra.

“Es hora de mostrar coraje y decir alto y claro: devolver a los rehenes, cesar los combates. Esa es la solución adecuada, esa es la única forma de lograr una victoria israelí”, dijo el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos el miércoles.

Qatar, que ha actuado como mediador en las negociaciones entre Israel y Hamas, afirmó que el alto el fuego con Irán ha creado un “impulso” para reiniciar las conversaciones sobre Gaza. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Majed Al Ansari, dijo que el país ha estado en contacto con “todas las partes” para intentar reactivar el diálogo.

“Hay muchos detalles que no puedo discutir ahora sobre el acuerdo, pero puedo decir que son los mismos parámetros que entran y salen de las conversaciones”, dijo a CNN. Las negociaciones llevan meses estancadas en esos parámetros, dificultando el avance.

Netanyahu ahora se encuentra en una posición política más sólida. Sobrevivió a un intento de derrocar su Gobierno hace dos semanas, e incluso sus críticos le han dado crédito por la exitosa campaña contra Irán. En este punto de inflexión crucial, enfrenta su propia decisión: si aprovechar el éxito de un conflicto para poner fin a la brutal realidad de otro.

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