Por Francesca Street, CNN

Cuando Sharon Lane subió al crucero Villa Vie Odyssey a mediados de junio, sintió una inmensa alegría y alivio. En ese momento por fin se hizo realidad un sueño que había tenido por mucho tiempo.

“Finalmente puedo hacer lo que he querido hacer durante años”, dijo a CNN Travel.

Para Lane, no se trata de unas breves vacaciones en un crucero. Esta californiana de 77 años planea estar a bordo de este barco durante los próximos 15 años, navegando indefinidamente por los océanos del mundo y haciendo escala en destinos desde Japón hasta Nueva Zelanda.

Villa Vie Odyssey es un crucero “residencial”, lo que significa que los pasajeros no suelen embarcar para una simple escapada. Sus camarotes se venden de forma permanente, o al menos durante la vida útil del barco, que según se estima será de 15 años. El Odyssey fue construido hace tres décadas y fue renovado recientemente.

“Compré el camarote, vivo en el camarote y eso es todo. Y no tiene un final”, dice Lane.

O al menos esa es la esperanza que alberga. Los barcos residenciales siguen siendo algo nuevo para la industria de los cruceros.

Si bien el Odyssey navega actualmente sin problemas por la costa oeste de EE.UU., su botadura se retrasó meses. Mientras tanto, algunos pasajeros, incluida Lane, ya habían experimentado la decepción de que el plan de un crucero residencial no se hiciera una realidad.

Operado por la empresa emergente de cruceros Villa Vie Residences, el Odyssey finalmente zarpó a fines de septiembre del año pasado. Todavía hay camarotes disponibles. Lane compró el suyo a finales del año pasado y abordó varios meses después, cuando el barco pasó por el puerto en San Diego, California.

El CEO de Villa Vie Residences, Mikael Petterson, dice que los precios de los camarotes comienzan en US$ 129.000 por uno interior durante 15 años, además de que hay tarifas mensuales: US$ 2.000 por persona al mes para una ocupación doble y US$ 3.000 para una individual. Los camarotes exteriores comienzan en US$ 169.000, con tarifas mensuales que aumentan US$ 500 por persona.

Los camarotes no son baratos, pero sí lo son si se comparan con The World, la única otra experiencia de crucero residencial que actualmente surca los mares y que está dirigida a un mercado de más lujo con un precio inicial de US$ 2,5 millones.

Hay planes para crear otros proyectos de barcos residenciales como el NJORD, una autodenominada “comunidad exclusiva en el mar”, pero aún no se han hecho realidad. El concepto de Odyssey también es potencialmente más económico que pasar de un crucero corto a otro.

Los propietarios de Villa Vie también pueden alquilar su camarote a otras personas, lo que significa que otros pasajeros también pueden disfrutar del Odyssey con estadías más cortas. Pero la mayoría de los propietarios han comprado su camarote con la intención de vivir a bordo, según afirma la naviera.

“La mayoría de nuestros camarotes se venden a residentes a tiempo completo, o a residentes a casi tiempo completo”, dijo Petterson a CNN Travel. “Solo conozco a un par de residentes que tienen los camarotes como inversión y los alquilan. La mayoría de los alquileres provienen de propietarios que deciden desembarcar y quedarse en tierra durante un tiempo”.

Lane dice que usó los ahorros de toda su vida para comprar su camarote interior, pero lo ve como una buena decisión económica. La comida y los refrescos están incluidos en la cuota mensual de los residentes.

También están incluidos el alcohol en la cena, el Wi-Fi y las consultas médicas (pero no los procedimientos ni los medicamentos). También se puede pedir servicio de comida en las habitaciones las 24 horas del día, hay un servicio de limpieza semanal y servicio de lavandería quincenal, todo sin costo adicional.

“Ya no tengo que lavar la ropa. No tengo que hacer la compra”, dice Lane. “Vivir en el barco es mucho menos costoso que vivir en el sur de California”.

También se ofrece entretenimiento, que incluye “un dúo de cantantes, un pianista, bailarines profesionales”, de acuerdo con Petterson. Se contrata a los artistas locales en los puertos de escala, y también se anima a que los residentes organicen sus propios eventos en un “speakers’ corner” (el rincón de oradores) que ocurre regularmente.

“Los residentes pueden presentar una charla todas las semanas”, dice Petterson. “Tenemos una comunidad muy diversa, incluyendo a un ganador del Premio Nobel de la Paz, un secretario general de la Casa Blanca, un astronauta y muchos científicos y médicos a bordo que comparten sus conocimientos y experiencias”.

El Odyssey suele hacer escala en cada puerto durante un par de días, donde se organizan excursiones en tierra opcionales por un cargo adicional. A lo largo de sus 15 años de vida útil, el barco dará la vuelta al mundo continuamente, haciendo escala en diferentes lugares en cada circunnavegación.

Lane dice que está entusiasmada con los destinos, pero solo estar en el barco es lo que más le gusta de los cruceros; y planea pasar la mayor parte de su tiempo de ocio en cubierta. Dice que su camarote sin ventanas es simplemente para dormir.

Su litera está “hacia la proa del barco, porque allí puedo sentir más el océano”, añade. “Me gusta el movimiento de las olas”.

El Odyssey, de ocho cubiertas, tiene capacidad técnica para 924 personas, según Petterson, de Villa Vie, pero algunos camarotes se han fusionado en uno solo, lo que significa un total de unos 450 camarotes.

“Dada la cantidad de personas que viajan solas y que los residentes a menudo pasan tiempo fuera del barco, no esperamos más de 500 residentes a bordo en un momento dado”, explica.

“Me parece encantador”, afirma Lane. “Es muy espacioso para la cantidad de gente que hay”.

En noviembre de 2024, Villa Vie dijo que el 50% de los pasajeros de la primera fase viajaban solos. Hoy, Petterson, el CEO de Villa Vie Residences, confirma que los viajeros que van solos ahora representan “cerca del 55 %” de los que están a bordo, entre ellos Lane.

Petterson añade que el 80 % de los propietarios de Villa Vie Odyssey provienen de Estados Unidos y Canadá, con Australia y Nueva Zelanda en segundo lugar.

Lane disfruta de conocer y socializar con sus compañeros residentes, ya que se ha unido recientemente a la comunidad a bordo.

“Hay muy, muy pocas personas, si es que hay alguna, en el crucero que no sean viajeros que desean pasar toda la vida útil del barco en él”, dice ella. “Cuando estás con un grupo de personas que piensan como tú, la vida se vuelve más fácil”.

Originalmente, el Villa Vie Odyssey debía zarpar a mediados de 2024, pero quedó estancado en Belfast, Irlanda del Norte, durante cuatro meses, a la espera de la certificación de seguridad.

Cuando el barco finalmente zarpó, Villa Vie se enfrentó a la cancelación de autorización para atracar en algunos puertos y cambios en el itinerario. Las escalas que no se pudieron hacer en las islas Galápagos, las Malvinas en el Atlántico Sur y la Antártida provocaron cierta decepción entre los pasajeros.

“La mayoría de los residentes entienden que estamos haciendo algo nuevo y que habrá algunos desafíos, pero creo que en general estamos mejorando”, dice Petterson de Villa Vie.

Petterson culpa esas cancelaciones al tiempo, la burocracia y los problemas logísticos en destinos donde se necesitan embarcaciones “auxiliares” más pequeñas para llevar a los pasajeros a tierra.

“No pudimos hacer escala en las islas Galápagos porque se necesita una tripulación 100 % ecuatoriana”, dice. “No pudimos en las Malvinas por los vientos de 50 nudos (92,6 km/h)”.

Petterson dice que, para ir a la Antártida, Villa Vie “no obtuvo los certificados oportunamente y el tiempo no permitió que se hiciera una excepción. Y en otros puertos había mucho oleaje y no era seguro usar los barcos auxiliares para desembarcar”.

Petterson sugiere que estos problemas iniciales se superarán a medida que Villa Vie Residences adquiera más experiencia. Señala que este es un tipo de formato de viaje que nunca se había intentado.

Villa Vie está construyendo actualmente una pasarela personalizada para unir el barco y los botes auxiliares y así reducir el impacto del movimiento de las aguas y el oleaje. Esto, dice Petterson, “reducirá en gran medida la cantidad de puertos a los que no hemos tenido acceso”.

“Tenemos un planificador de itinerarios muy capaz que planifica con un año de anticipación”, agrega Petterson. “Es una tarea extremadamente difícil, ya que realmente no hay nadie que haya hecho este tipo de itinerario antes, por lo que es un desafío comprender todas las regulaciones en todas las regiones del mundo. Sin embargo, estamos aprendiendo muchísimo”.

Para compensar los puertos perdidos, se ha añadido un nuevo segmento al crucero “que ofrece todo lo que se perdió en 2024, incluyendo la Antártida, las Malvinas, Groenlandia y el norte de Europa”, según Petterson. Esto implicará una estancia prolongada en el puerto argentino de Ushuaia, en el extremo sur de Sudamérica.

“Esta vez vamos a pasar un mes entero en Ushuaia, lo que nos da muchas oportunidades de adaptarnos al tiempo que encontremos para así asegurarnos de que podamos llegar a las islas Malvinas y la Antártida”, agrega. “Aprendimos que el tiempo allí es impredecible, por lo que tener esta flexibilidad garantizará que nuestros clientes tengan una experiencia increíble”.

Lane dice que se siente tranquila porque se perdió gran parte del drama inicial del Odyssey y confía en que Villa Vie ya había tenido suficiente tiempo para “resolver los problemas” cuando ella se unió a mediados de junio. “No quiero complicaciones en mi vida, estoy en un momento de mi vida en el que quiero simplicidad”, dice.

No obstante, Lane ha experimentado de primera mano algunas de las incertidumbres de la naciente industria de cruceros que duran años. Ella fue una de los cientos de pasajeros que se comprometieron con miles de dólares para un viaje en crucero de tres años planeado por una empresa emergente llamada Life at Sea.

Después de repetidos aplazamientos, ese proyecto fracasó, y la empresa de gestión Miray Cruises nunca logró conseguir un crucero para realizar el viaje.

Lane recibió su reembolso, pero para entonces había cancelado su contrato de alquiler y había vendido muchas de sus pertenencias. Cuando su sueño de hacer el crucero colapsó, se mudó a una comunidad de jubilados en el condado de Orange, California, donde se sintió estancada.

“Durante los dos años que estuve allí, seguía buscando otro lugar a donde ir… no estaba conforme. No me sentía establecida. Porque no era la vida que quería”, dice Lane.

Lane explica que no estaba al tanto del progreso de Villa Vie Residences hasta que el Odyssey fue mencionado en los titulares cuando finalmente zarpó en el otoño de 2024. Eso la convenció de inmediato. Su reacción, dice, fue de solo dos palabras: “¡Madre mía!”.

“Los llamé y les di el dinero el mismo día”, recuerda Lane.

Petterson, quien trabajó para Life at Sea hasta que se fue durante una ruptura en la gestión de la empresa, dice que aproximadamente la mitad de los pasajeros que fueron decepcionados por Life at Sea lo han seguido a su nueva compañía.

“Tenemos aproximadamente la mitad de ellos en el Odyssey”, afirma.

Aquellos que compran camarotes a largo plazo en Odyssey tienen la opción de venderlos si las circunstancias cambian. Lane dice que actualmente espera pasar los 15 años completos en el mar y finalmente vivir la vida de sus sueños.

“No tiene fin”, dice. “Claro, en 15 años… pero en 15 años, estaré lista para un hogar de ancianos… o tal vez, al final, me mudaré al siguiente barco que tengan… tomaré esa decisión cuando llegue el momento”.

“Estar en la cubierta de un barco me hace feliz”, agrega Lane. “Cuando haga buen tiempo, estaré en esa cubierta. Y cuando el tiempo no esté del todo bueno, me abrigaré y también estaré en esa cubierta, porque ese es mi lugar feliz. Puedes quedarte de pie allí, puedes sentarte allí, puedes charlar con la gente, puedes leer un libro. Tienes la brisa del mar, tienes el aire del mar”.

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Julia Buckley y Maureen O’Hare de CNN contribuyeron a este informe.