La realidad de muchos jóvenes de la comunidad LGBTQ en México: poca aceptación familiar e ideas de suicidio
Por Karen Esquivel, CNN en Español
Alex Lara, una persona no binaria, creció en un entorno familiar cristiano y vivió una adolescencia en la que sentía que debía cumplir con el rol de género establecido por la sociedad y, sobre todo, por lo que dictaba su religión.
“Crecí con valores cristianos que eran bastante limitantes respecto a la identidad de género, no había ninguna palabra para describir las vivencias de las personas, no había más allá de hombre y mujer y, por supuesto, reconocerme como una persona no binaria era casi imposible”, cuenta a CNN.
Fue hasta los 18 años cuando Lara ?ahora de 29 años? pudo identificarse como persona no binaria, pero dice que ese fue un proceso difícil. Primero tuvo que intentar aceptar su identidad, porque en su entorno familiar y religioso se hablaba de cosas “malas” que no le explicaban y escuchaba comentarios negativos y de rechazo contra la comunidad LGBTQ.
“Todo esto me llevó a tener una infancia tímida, no hablaba mucho, solo me dedicaba a mis estudios y al estudio de la Biblia porque sabía que eso hacía sentir orgullosos a mis padres y me expiaba de la culpa que sentía, pero a veces se me salía lo afeminado y recibía regaños o era reprimido”, señala.
Conforme pasó el tiempo, Alex, creciendo en Acayucan, Veracruz ?una ciudad que describe como pequeña y conservadora? empezó a descubrir su identidad y aceptarla. “Entonces decidí salir del clóset como un chico gay, eso fue casi lo peor que pudo pasarle a mi familia, para ellos fue trágico, pero para mí fue liberador”, dice.
En 2024, menos del 22 % de los jóvenes de la comunidad LGBTQ dijeron contar con un hogar en el que se sintieron aceptados, y solo el 34 % sintió una completa aceptación por parte de su familia después de salir del clóset o revelar su identidad de género, según un estudio sobre salud mental en las juventudes LGBTQ+ en México, elaborado en línea con base en una muestra analítica y liderada por The Trevor Project, una organización sin fines de lucro dedicada a la prevención del suicidio y salud mental en juventudes de la comunidad.
Lara relata que decidió contar su orientación sexual porque era muy agobiante intentar ser alguien que no era. Cuando habló con sus padres, recuerda, hubo muchos regaños, todos relacionados con la idea de “lo que Dios dice que se debe y no se debe de hacer”. En ese momento, según Lara, le dijeron que debía asistir a un ECOSIG, definido por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito como Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género.
“Mis papás me dijeron que tenía que cambiar eso, que tenía que buscar a Dios porque él podía ayudarme. Estuve en esas sesiones unos cinco meses, eran sesiones con un pastor cristiano que decía ser psicólogo, pero, sobre todo, con la característica de ser exgay. Entrando a su consultorio lo primero que veía era una foto de él con su esposa y sus dos hijas porque era el orgullo del cambio”, indica.
En el caso de este joven actor y creador de contenido para redes sociales, las sesiones de ECOSIG en la Ciudad de México nunca llegaron a ningún tipo de malestar físico, pero señala que había maltrato psicológico y espiritual.
“Me decían que me iba a ir al infierno si no cambiaba y que lo que hacía no estaba bien”, recuerda.
Los ECOSIG ?también llamados “terapias de conversión”? son prácticas de diferente índole: sesiones psicológicas, psiquiátricas, religiosas o pláticas académicas que buscan cambiar la orientación sexual, la identidad o expresión de género, especialmente de personas homosexuales, bisexuales y transgénero.
México aprobó en 2024 reformas al Código Penal y a la Ley General de Salud para prohibir y sancionar los ECOSIG con hasta seis años de prisión a quien aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento o práctica que obstaculice, impida, o suprima la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona.
Una de cada 10 personas de la comunidad LGBTQ en México fueron obligadas por sus padres a acudir con algún psicólogo, médico, autoridad religiosa u otra persona o institución cuando tuvieron conocimiento de su orientación sexual o identidad de género, según datos de la primera Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG), aplicada entre agosto de 2021 y enero de 2022 en más de 44.000 hogares por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (Inegi).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma que dichas terapias no tienen justificación médica y representan una grave amenaza para la salud y los derechos humanos. Además, la guía “Nada que curar” de la ONU señala que, en lugar de modificar la orientación sexual, las “terapias de conversión” erosionan la autoestima e incrementan el riesgo de depresión, comportamientos suicidas y abuso de sustancias. Además, quebrantan los lazos familiares, especialmente cuando la familia presiona a una persona “a someterse a los ECOSIG para tener su amor y aceptación”.
Lara decidió dejar las sesiones de ECOSIG. Luego de eso, su papá decidió alejarse. “Nuestra relación nunca mejoró ni regresó al punto donde estaba antes de que yo saliera del clóset”, comenta. En cambio, su mamá comenzó a cuestionarse cosas con curiosidad y respeto y lo aceptó. “Hoy en día mi madre me ha visto vestido de drag queen, me ha visto dar espectáculos y se ve orgullosa y feliz”, agrega.
Según la encuesta de The Trevor Project ?aplicada a más de 10.000 jóvenes LGBTQ de entre 13 y 24 años en todo México– revela que más del 50 % consideró seriamente el suicidio en el último año, mientras que 1 de cada 3 intentó hacerlo.
La mayoría de los jóvenes que enfrenta esa batalla son adolescentes de entre 13 y 17 años, según la organización, una etapa crucial de la vida marcada por la búsqueda de identidad y aceptación.
Una situación similar vivió Adrián García, originario de Monterrey, Nuevo León, quien contó a CNN que cuando llegó a la adolescencia, entre los 12 o 13 años, se dio cuenta de que le gustaban los hombres, pero crecer en un entorno católico y escuchando comentarios machistas y homofóbicos hizo que sintiera miedo de expresar lo que estaba viviendo y decidió no hablarlo con nadie.
“No sentía la confianza de hablarlo con nadie –detalla– solamente seguía avanzando y prácticamente el resto de mi adolescencia y juventud me desarrollé como un hombre heterosexual. Tenía mucho miedo a ser descubierto y en ese momento pasaba por mi mente el suicidio o las autolesiones”, dice.
García, de 28 años, decidió buscar apoyo de un profesional de la salud mental para aceptarse y dejar de reprimir lo que sentía, y recuerda que en sus amistades encontró el apoyo más grande en ese proceso.
Aunque tenía mucho miedo de compartir su orientación sexual con su familia, decidió hacerlo hace cerca dos años y recibió el apoyo y acompañamiento de sus padres.
“Fue un momento muy fuerte en la familia en el sentido de que les tomó tiempo procesar la noticia y después encaminarse en el proceso de aceptación. Desde el primer momento me dijeron que tenían que procesar la noticia, pero que el amor que me tenían no estaba en discusión. Con el paso de los días y las Semanas, iban haciendo preguntas y tuvimos conversaciones con las que poco a poco llegó la aceptación”, recuerda.
García, quien también es egresado de Psicología por la Universidad del Norte, en Monterrey, dice que ahora la relación con su familia ha mejorado mucho y es abiertamente gay con ellos y en todo su entorno.
La ONU señala que tener el apoyo de la familia (madres, padres, hermanos) es muy importante cuando un joven sale del clóset, ya que además de enfrentarse a los retos asociados a la adolescencia, debe lidiar con el estigma y enfrentar entornos de discriminación.
“Cuando alguien encuentra en su familia un espacio seguro, una familia afirmativa ?aquella que reafirma y valida la identidad de una persona? en la que se siente aceptado, sale al mundo exterior con mayor confianza, es mucho más fácil tener confianza y autoestima”, dice a CNN Edurne Balmori, directora ejecutiva de The Trevor Project.
Resalta que cuando una persona no encuentra ese soporte en su núcleo familiar, es alguien que puede caer fácilmente en el aislamiento, la soledad y eso hace que se deteriore su salud mental, lo que puede llevar a una crisis o ideas sobre suicidio.
Según la organización, de las juventudes que intentaron suicidarse en 2024, el 77 % expresó que su motivación tenía relación con su situación familiar, y el 60 % apuntó al ambiente escolar.
Balmori señala que uno de los esfuerzos de The Trevor Project es un servicio digital que funciona en todo México, las 24 horas del día, los siete días de la semana, al que cualquier persona de la comunidad LGBTQ que esté atravesando una crisis puede recurrir. Está disponible en la página https://www.thetrevorproject.mx y en WhatsApp, en el número 55-9225-3337, en el que la persona recibe atención de un equipo de consejería que le ayuda a contener la crisis. “No se trata de un servicio clínico o terapéutico, solo ayuda a contener una crisis al momento”, precisa.
Alex Lara comenta que es normal y congruente sentir miedo a enfrentarse a lo que dirá la familia y la sociedad al dar a conocer su orientación sexual o identidad de género, pero afirma que hay formas de transitar ese miedo y de encontrar espacios en los que las personas se sientan seguras y libres.
Adrián García coincide con esta visión y señala que el proceso de cada persona es diferente y no tiene un tiempo específico, y que nadie tiene que sentirse solo ya que existen alternativas y servicios que puede ayudar a quien lo necesite.
En Estados Unidos, llame al 1-800-273-8255 o envíe un mensaje de texto con la palabra “talk” al 741741 o al 988 para comunicarse con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio. Brinda asistencia gratuita y confidencial las 24 horas del día, los siete días de la semana, para personas en crisis suicidas o angustiadas. También puede llamar al 1-800-273-8255 para hablar con alguien sobre cómo puede ayudar a una persona en crisis. Llame al 1-866-488-7386 para TrevorLifeline, un servicio de asesoramiento para la prevención de suicidios para la comunidad LGBTQ.
Para obtener asistencia fuera de EE.UU., la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio proporciona un directorio mundial de recursos y líneas directas internacionales. También puede recurrir a Befrienders Worldwide. Puede encontrar más información aquí
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