¿Podría Trump "gobernar" la ciudad de Nueva York?
Análisis de Zachary B. Wolf, CNN
El presidente Donald Trump lanzó una provocadora amenaza durante una reunión de gabinete esta semana: si Nueva York elige a un alcalde “comunista”, él podría tomar el control de la ciudad, tal como podría hacerse del control de Washington.
“Tenemos un poder tremendo en la Casa Blanca para gobernar lugares cuando sea necesario”, dijo.
Lo dijo en referencia al ascenso de Zohran Mamdani, el candidato demócrata en las próximas elecciones a la alcaldía de Nueva York. Mamdani no es comunista, sino un socialista democrático en la línea del senador Bernie Sanders y la representante Alexandria Ocasio-Cortez.
El presidente claramente ve al aspirante a alcalde como un enemigo político de primera línea que usará para argumentar que el Partido Demócrata ha sido tomado por la “izquierda radical”. Su creciente uso de la palabra “comunista” evoca la crudeza del llamado Temor Rojo.
Trump también soltó algunas groserías en la Sala del Gabinete de la Casa Blanca al referirse a Mamdani como “un hombre poco capaz, en mi opinión, solo sabe decir idioteces”.
Esta es la más reciente de una serie de acusaciones cada vez más fuertes que Trump ha hecho, entre llas, que Mamdani, un ciudadano naturalizado, podría estar en Estados Unidos sin autorización, algo de lo que no hay evidencias. Ese tipo de ataque le resultará familiar a cualquiera que recuerde las incesantes y falsas preguntas de Trump sobre el certificado de nacimiento del expresidente Barack Obama.
Pero la idea de que Trump intente “gobernar” Nueva York si Mamdani gana implica algo más: una advertencia a los votantes neoyorquinos y una nueva amenaza para expandir el poder presidencial. ¿Significa eso privar a la ciudad de fondos federales o algo más drástico?
También sería claramente inconstitucional que intentara “gobernar” la ciudad, según Elizabeth Goitein, experta en poder presidencial del Centro Brennan para la Justicia.
Cuando le pregunté qué le permitiría la autoridad presidencial, su respuesta fue breve. “No gobernar una ciudad”, dijo, señalando la Décima Enmienda, que devuelve a los estados poderes no enumerados en la Constitución.
“No existe ningún poder de emergencia que permita al presidente tomar el control de una ciudad”, dijo, y menos aún en represalia por elegir a un alcalde con el que el presidente no está de acuerdo.
Durante su segundo mandato, Trump ha puesto a prueba la Constitución en varias oportunidades, al hacer un intento por reinterpretar la Decimocuarta Enmienda y la ciudadanía por nacimiento, y al reconfigurar la burocracia federal sin aprobar ninguna ley.
Pero Goitein señaló decisiones clave —entre ellas el rechazo al intento de Trump de usar la Ley de Enemigos Extranjeros para deportar a personas con mayor rapidez sin el debido proceso— para argumentar que los tribunales siguen siendo una instancia de control significativo sobre el Gobierno.
Asesores de Trump, según informó CNN, consideraron usar la Ley de Insurrección, otra ley anticuada de los primeros tiempos de la república, para utilizar tropas federales para la aplicación de la ley en Los Ángeles y ayudar a los agentes federales de deportación. En cambio, terminaron citando una ley más reciente que permite al gobierno federal tomar el control de la Guardia Nacional de un estado, por la cual California ahora demandó al Gobierno federal.
Goitein afirmó que el despliegue de tropas en Little Rock, Arkansas, por parte del Gobierno de Eisenhower se realizó en cumplimiento de una orden de la Corte Suprema.
“Eso es muy diferente a que una ciudad elija a un alcalde cuyas políticas se oponen al presidente”, dijo.
La ley marcial se declaró en Hawai durante la Segunda Guerra Mundial, explicó, pero fue autorizada por una ley que ya no existe.
Trump también mencionó en la Casa Blanca la posibilidad de tomar el control de Washington, algo que lleva años planteando. Existe un claro precedente de que el gobierno federal esté a cargo de la capital del país.
Está en la Constitución, después de todo, algo que siempre ha dificultado los esfuerzos de progresistas y demócratas por otorgarle la categoría de estado a la ciudad.
Pero el Congreso cedió el autogobierno a los residentes del distrito en 1973, mediante una ley firmada por el presidente Richard Nixon, quien se describió a sí mismo como “un firme defensor del autogobierno para el Distrito de Columbia” (la ciudad de Washington).
El historiador presidencial de CNN Tim Naftali, exdirector de la Biblioteca Presidencial de Nixon, me comentó que Nixon se tomaba en serio la idea del autogobierno, incluso para los residentes de Washington.
Trump ha descrito a Washington como “una pesadilla de asesinatos y crímenes” en la actualidad, pero en aquel entonces se tambaleaba y aún se reconstruía tras los disturbios que destruyeron manzanas de la ciudad tras el asesinato de Martin Luther King Jr., en 1968.
Naftali señaló que Nixon era cercano al alcalde de la ciudad, Walter Washington, quien abogó por la construcción del sistema de metro y designó al primer defensor público de la ciudad.
“La visión de Nixon sobre el Distrito de Columbia era que los residentes del distrito podían gobernarse mejor a sí mismos”, me dijo Naftali. “No creo que esa sea la opinión de Donald Trump en absoluto”.
La ley que Nixon firmó permitió a los habitantes de Washington votar por su primer alcalde electo a través del voto popular en 1974. Los conservadores en el Congreso hoy quieren recuperar ese poder y han presentado un proyecto de ley, la “Ley BOWSER” (llamada así en tono de burla a la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser), para derogar el autogobierno local de Washington y someter la ciudad a un mayor control federal.
Trump se alinea con Bowser en un tema clave sobre la ciudad de Washington: la reconstrucción del estadio RFK como sede del equipo de los Commanders de Washington, aunque la propuesta se encuentra actualmente estancada en el ayuntamiento.
El presidente prometió “renovarlo y reconstruir” la capital, pero hasta ahora eso ha incluido la emisión de un decreto y la creación de un comité centrado en el aumento de la presencia policial en las calles y la creación de un plan de embellecimiento.
Trump afirmó que la secretaria general de la Casa Blanca, Susie Wiles, ha estado trabajando con la alcaldesa de Washington. Y Bowser ha sido notablemente indulgente con la administración Trump en su segundo mandato.
Domingo Morel es profesor asociado de ciencias políticas y servicio público en la Universidad de Nueva York y ha escrito sobre la desagradable historia de los estados que se apoderan de asuntos como las juntas escolares o imponen su voluntad a las ciudades, frecuentemente aquellas con grandes poblaciones negras y minoritarias, y arrebatan el poder a las poblaciones locales.
Trump está insinuando algo similar, me dijo Morel.
“Les está diciendo a los neoyorquinos, unos 5 millones de votantes registrados: ‘Lo que digan no importa; les vamos a quitar la capacidad de gobernar porque no nos gusta cómo han decidido votar’”.
Eso suponiendo que Mamdani gane, lo cual es una gran suposición, dado que el actual alcalde Eric Adams y el exgobernador Andrew Cuomo estarán en la boleta electoral el día de las elecciones. Mientras tanto, el exneoyorquino Trump estará interviniendo con vagas amenazas.
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