Por Kevin Liptak y Sarah Ferris

El presidente de EE.UU. Donald Trump acusa a algunos de sus antiguos partidarios de ser “débiles” que están cayendo víctimas de las “estupideces” demócratas sobre el fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein, concluyendo que ya no quiere su apoyo.

Este mensaje fue la señal más clara hasta la fecha de las grietas que están surgiendo en la coalición del presidente, muchos de los cuales exigen a gritos más información sobre el financiero caído en desgracia, quien ha sido objeto de innumerables conspiraciones desde su suicidio en 2019. Y algunos de sus aliados no parecen estar escuchando, ya que los republicanos en el Congreso tomaron medidas el miércoles por la mañana para posiblemente obligar al Departamento de Justicia a publicar más documentos.

Trump, al declarar que los demócratas habían encontrado un “gancho ficticio” en el escándalo de Epstein, dijo que sus oponentes políticos estaban usando el asunto para atacarlo.

“Su nueva ESTAFA es lo que siempre llamaremos el bulo de Jeffrey Epstein, y mis antiguos partidarios se han tragado esta ‘estupidez’ (Nota del editor: en el original en inglés, “bullshit”) sin pensarlo”, escribió Trump en una misiva en Truth Social. “No han aprendido la lección, y probablemente nunca la aprenderán, incluso después de haber sido engañados por la izquierda lunática durante ocho largos años”.

Trump afirmó que la controversia sobre Epstein —que lleva más de una semana en el aire después de que su Departamento de Justicia anunciara en un memorando que no existía una “lista de clientes” de Epstein y que no planeaba publicar más documentos de la investigación— distraía de los éxitos de su presidencia.

“He tenido más éxito en 6 meses que quizás cualquier presidente en la historia de nuestro país, y de lo único que esta gente quiere hablar, con la fuerte insistencia de las noticias falsas y los demócratas hambrientos de éxito, es del bulo de Jeffrey Epstein”, escribió. “Que estos débiles sigan adelante y hagan el trabajo de los demócratas, ni se les ocurra hablar de nuestro increíble y sin precedentes éxito, ¡porque ya no quiero su apoyo!”.

El furioso mensaje fue la reprimenda más enérgica de Trump a sus propios partidarios, muchos de los cuales se han mostrado furiosos por la gestión del caso Epstein por parte de su administración.

Si bien Trump ha desestimado la controversia como sórdida y poco interesante, antes de su publicación del martes no había llegado a desautorizar a algunos de sus aliados más fieles, quienes siguen presionando para obtener más información.

Hasta el martes, entre esos aliados se encontraba el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien, en una entrevista con el influencer de derecha Benny Johnson, pidió más transparencia en el asunto. Y las representantes republicanas Anna Paulina Luna de Florida, Marjorie Taylor Greene de Georgia y Lauren Boebert de Colorado han pedido al Congreso que tome medidas adicionales, como citar al Departamento de Justicia para que entregue los documentos o nombrar a un fiscal especial.

“Es un tema muy delicado. Deberíamos exponer todo y dejar que la gente decida”, dijo Johnson.

Y hay indicios de que el drama en la Cámara de Representantes se está intensificando. Greene trabaja ahora para forzar una votación en el pleno que obligaría al Departamento de Justicia a publicar todos los documentos relacionados con Epstein.

Se ha unido al representante Thomas Massie —compañero republicano de línea dura y frecuente agitador de Trump— en esta iniciativa, que utilizará una solución alternativa del Congreso conocida como solicitud de descargo para intentar desafiar a los líderes del partido y forzar una votación con la ayuda de los demócratas. Esto requeriría al menos 218 firmas de legisladores de la Cámara para avanzar. (Otro amigo y ahora enemigo de Trump, Elon Musk, dio el visto bueno a la iniciativa el miércoles).

Sin embargo, no será inmediato. No se espera que la votación real tenga lugar hasta que los miembros regresen en septiembre de su receso de verano. Y Massie y Greene se enfrentan a un retraso de siete días legislativos antes de que puedan siquiera empezar a recoger firmas. Otros miembros del Congreso han solicitado el testimonio público de Ghislaine Maxwell, exsocia de Epstein, quien cumple una condena de 20 años de prisión en Florida por conspirar para abusar sexualmente de menores.

La presión para divulgar más información ha recaído principalmente sobre la secretaria de Justicia Pam Bondi, quien dijo a principios de este año que tenía una lista de clientes de Epstein en su escritorio, pero cuyo departamento posteriormente declaró en un memorando que dicha lista no existía. Bondi afirmó la semana pasada que en ese momento se refería a otros documentos.

Trump ha respaldado con entusiasmo a Bondi, afirmando que ha gestionado bien el asunto. Sin embargo, el martes también se mostró dispuesto a permitir que se publique más información, a discreción de Bondi, aunque sugirió que cualquier detalle adicional podría no ser legítimo.

“Me gustaría ver eso también”, dijo el presidente, en una aparente referencia a los pedidos de mayor transparencia. “Pero creo que la credibilidad de la secretaria de Justicia es muy importante, y se necesitan pruebas creíbles para algo así, y creo que ella lo ha gestionado muy bien”.

Unas horas después, Bondi descartó la posibilidad de publicar más archivos del caso, sugiriendo en cambio que el memorando de la semana pasada, en el que se negaba a publicar archivos sobre Epstein, “habla por sí solo”, y rechazó las preguntas sobre la publicación de más documentos.

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