Harvard dice que el Gobierno está violando la Primera Enmienda. El equipo de Trump presentó demanda como disputa contractual
Por Betsy Klein, CNN
La Universidad de Harvard volvió este lunes a los tribunales para una audiencia en su caso contra el Gobierno de Trump por el congelamiento de fondos, un paso clave en la batalla por restaurar más de US$ 2.000 millones en financiamiento federal para investigación que la Casa Blanca suspendió esta primavera.
La jueza federal Allison Burroughs escuchó los argumentos orales del equipo legal de Harvard y de un abogado del Departamento de Justicia sobre la solicitud de la universidad para que se declare ilegal el congelamiento de los fondos. Fue un momento crucial en lo que se ha convertido en el epicentro de un gran enfrentamiento sobre libertad académica, financiación federal y supervisión en los campus, alimentado por la convicción dentro de la Casa Blanca de que atacar a las instituciones académicas más elitistas del país es una estrategia política ganadora para el presidente Donald Trump.
El abogado de Harvard, Steven Lehotsky, argumentó que el Gobierno está incurriendo en una “violación flagrante y sin arrepentimiento” de la Primera Enmienda, así como del Título VI de la Ley de Derechos Civiles. Cortar el financiamiento bajo el pretexto de combatir el antisemitismo fue “arbitrario y caprichoso”, afirmó.
Los recortes, advirtió, “devastarán proyectos de investigación de larga trayectoria, destrozarán laboratorios y perjudicarán carreras”.
El Gobierno de Trump, por su parte, sostiene que Harvard no ha abordado adecuadamente el antisemitismo en el campus tras los ataques del 7 de octubre de 2023 perpetrados por Hamas contra Israel, y afirma que está actuando dentro de su autoridad.
“Es política del Gobierno de Estados Unidos, bajo la Administración Trump, no financiar a instituciones que no hayan abordado adecuadamente el antisemitismo en sus programas”, argumentó la administración.
El abogado del Gobierno, Michael Velchik —exalumno de Harvard—, presentó la demanda como una disputa contractual, al argumentar que el Gobierno federal tiene derecho a rescindir el contrato. Según dijo, Harvard “debió haber leído la letra pequeña”, la cual, afirmó, indicaba que el Gobierno podía decidir que otorgar fondos a la universidad ya “no se alineaba con las prioridades de la agencia”, en referencia a un decreto firmado por Trump en enero sobre el antisemitismo.
Harvard asegura que está tomando medidas sustantivas para abordar las causas del antisemitismo, entre ellas actualizar sus normas sobre el uso de espacios en el campus para protestas, revisar los procesos disciplinarios y ampliar la capacitación sobre cómo combatir el antisemitismo.
Burroughs, quien destacó que ella es “tanto judía como estadounidense”, presionó repetidamente a Velchik durante la audiencia sobre ese argumento, y cuestionó la relación entre recortar fondos para la investigación del cáncer y combatir el antisemitismo.
“No están retirando subvenciones a laboratorios que podrían haber sido antisemitas, sino simplemente cortando la financiación de una manera que, podría decirse, perjudica a estadounidenses y a judíos”, dijo.
El Gobierno “está en total desacuerdo”, respondió Velchik, al sostener que combatir el antisemitismo es una “prioridad legítima” y que los recortes están dentro de sus atribuciones.
Burroughs insistió una vez más:
“¿Cómo lo sabe?”, dijo, y agregó que Harvard ha reconocido el antisemitismo como un problema en el campus y ha dicho que está tomando medidas para enfrentarlo, pero el Gobierno no ha presentado “ningún documento, ningún procedimiento, ningún proceso para determinar si han tomado suficientes medidas”. Las posibles consecuencias para el derecho constitucional son “abrumadoras para mí”, señaló.
Durante su réplica, Velchik recordó los deseos de sus propios padres sobre su educación: “Uno de mis primeros recuerdos fue escuchar la palabra ‘Harvard’. Le pregunté a mi mamá: ‘¿Qué es Harvard?’ Y ella me miró y me dijo: ‘Si entras a Harvard, tu papá va a llorar’”.
“Todo padre trabajador estadounidense quiere que su hijo vaya a la escuela, estudie, trabaje duro y siga las reglas, para que pueda ir a Harvard a recibir la mejor educación del mundo y tener éxito”, agregó.
Pero Harvard, continuó, ha estado “asediada” por el antisemitismo en los últimos dos años. “Es una enfermedad. Los dólares de los contribuyentes federales no deberían financiar esto”, afirmó.
El Gobierno de Trump, dijo, no es “anti-Harvard”.
“El Gobierno está a favor de los estudiantes judíos en Harvard, a favor de los profesores judíos en Harvard” y quiere “una Harvard para todos los estadounidenses, la mejor institución de investigación del mundo”, sostuvo Velchik.
Burroughs preguntó cómo Harvard podría ser la mejor si el Gobierno le retira US$ 2.200 millones en fondos para investigación.
Consultado antes de la audiencia, el portavoz de la Casa Blanca, Harrison Fields, dijo a CNN en un comunicado: “La propuesta del Gobierno de Trump es simple y de sentido común: no permitan que el antisemitismo y las políticas DEI controlen sus campus, no violen la ley y protejan las libertades civiles de todos los estudiantes”.
Fields añadió: “Confiamos en que Harvard eventualmente respaldará la visión del presidente, y que, mediante conversaciones y negociaciones de buena fe, se podrá alcanzar un buen acuerdo”.
La asesora principal de políticas de la Casa Blanca, May Mailman, reiteró este lunes los comentarios de Trump sobre que el Gobierno planea apelar y llevar el caso a la Corte Suprema “cuando la jueza falle en nuestra contra”.
“El Gobierno federal no está obligado a darle dinero de los contribuyentes a Harvard”, dijo Mailman en Fox News tras la audiencia. “Toda la base de su demanda es más bien frívola”.
En abril, el Gobierno de Trump envió una carta al presidente de Harvard, Alan Garber, exigiendo reformas en el gobierno y liderazgo de la universidad, contratación y admisiones basadas en mérito, diversidad de perspectivas en esos procesos, y la eliminación de los programas de diversidad, equidad e inclusión, entre otras demandas.
La administración ha cancelado US$ 2.400 millones en subvenciones federales destinadas a Harvard, lo que representa más de 950 proyectos de investigación en curso.
La universidad afirma que la investigación científica que está siendo castigada por el congelamiento de fondos federales no tiene relación alguna con el antisemitismo, y señala su trabajo de vanguardia en prevención y tratamiento del cáncer, sus esfuerzos por comprender trastornos neurodegenerativos como el Parkinson y su labor para aumentar la conciencia y comprensión de amenazas biológicas emergentes.
En un documento presentado por Harvard el mes pasado, un funcionario del Departamento de Defensa advirtió a otros miembros del Gobierno de Trump que no se debía cancelar una subvención de US$ 12 millones para investigación sobre amenazas biológicas, ya que suponía “un grave e inminente riesgo para la seguridad nacional”.
En última instancia, Velchik argumentó en nombre del Gobierno de Trump que el caso se trata de dinero.
Lehotsky, por parte de Harvard, dijo que para la universidad y la educación superior “es mucho más que eso”.
Un pequeño grupo de líderes de Harvard y funcionarios de la Casa Blanca habían estado negociando un acuerdo para resolver múltiples disputas legales entre la administración y la universidad, incluida una demanda separada contra el Gobierno de Trump por su decisión, a principios de este año, de revocar de forma apresurada la autorización de Harvard para inscribir estudiantes internacionales. Burroughs, de la corte federal en Boston, falló a favor de Harvard en ese caso, aunque la decisión no impidió que el Gobierno iniciara un proceso formal de revisión que podría derivar en que la universidad pierda la capacidad de recibir estudiantes y académicos extranjeros.
Trump dio a entender el mes pasado que esas conversaciones estaban avanzando.
“Muchas personas han preguntado qué está ocurriendo con la Universidad de Harvard y las graves irregularidades que hemos estado abordando, buscando una solución. Hemos estado trabajando de cerca con Harvard y es muy posible que se anuncie un acuerdo en el transcurso de la próxima semana”, dijo en un posteo en redes sociales el 20 de junio.
Pero las negociaciones parecieron descarrilarse poco después.
La administración intensificó su enfrentamiento con la universidad días más tarde, con una investigación que concluyó que la institución estaba en “violación flagrante” de la Ley de Derechos Civiles, y advirtió en una carta que no implementar cambios inmediatos “resultará en la pérdida de todos los recursos financieros federales y continuará afectando la relación de Harvard con el Gobierno federal”.
Y pocos días después, el Departamento de Seguridad Nacional envió citaciones administrativas a la universidad en relación con su certificación del Programa de Estudiantes Visitantes e Intercambio, solicitando todos los registros, comunicaciones y demás documentos relevantes sobre cómo Harvard hace cumplir las leyes migratorias.
Harvard ha dado algunas señales de que está dispuesta a colaborar con el Gobierno de Trump, incluyendo la eliminación, a principios de este mes, de los sitios web de los centros del Harvard College que atienden a estudiantes de minorías, mujeres y personas LGBTQ, según reportó The Harvard Crimson. La Casa Blanca celebró ese gesto, que un funcionario describió como una “buena noticia” y una señal de buena voluntad.
El Gobierno de Trump también está en conversaciones con la Universidad de Columbia y está cerca de alcanzar un posible acuerdo millonario. Un grupo de funcionarios de Columbia asistió a una reunión en la Casa Blanca el jueves, donde, según una fuente familiarizada con las negociaciones, hubo avances aunque no se firmó un acuerdo final.
Consultado sobre el estado de las negociaciones, Trump dijo a CNN el 4 de julio: “Creo que probablemente lleguemos a un acuerdo con Harvard. Probablemente también con Columbia. Ellos tienen muchas ganas de llegar a un acuerdo. No hay prisa”.
Cuando se le preguntó cuánto dinero implicaría ese acuerdo, Trump respondió: “Mucho dinero”.
Harvard ha pedido una decisión final acelerada por parte de Burroughs, designada por el expresidente Barack Obama, y sostiene que el caso debe resolverse “a más tardar el 3 de septiembre de 2025, que es la primera fecha en que Harvard debe comenzar a presentar la documentación para cerrar definitivamente el financiamiento de las subvenciones”.
Este lunes, Burroughs dijo que aún no había tomado una decisión en el caso, pero que “emitirá una opinión lo más pronto posible”.
“Creo que el tema es si existe una relación legítima entre nuestro rechazo a la discriminación y el enfoque que está adoptando la administración”, señaló.
Poco después de que concluyera la audiencia el lunes por la tarde, Trump atacó de forma anticipada a Burroughs y prejuzgó el resultado del caso en un posteo en redes sociales.
“El caso de Harvard fue juzgado en Massachusetts ante una jueza designada por Obama. Es un DESASTRE TOTAL, lo digo incluso antes de conocer su fallo”, escribió el presidente.
Y añadió: “¿Cómo es que esta jueza anti-Trump recibe estos casos? Cuando falle en nuestra contra, APELAREMOS INMEDIATAMENTE y GANAREMOS”.
The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.