Trump cede ante la presión por el caso Epstein, pero sus concesiones podrían ser insuficientes
Análisis de Aaron Blake, CNN
A lo largo de los años, a pesar de las numerosas controversias, el modus operandi del presidente Donald Trump ha sido no ceder ni un ápice. Steve Bannon lo llama la “mentalidad del club de la pelea” de Trump, y ciertamente se ha acentuado en su segundo mandato, mucho más combativo.
La idea es que ceder ante la presión —aunque sea un poco— solo la recompensa y permite que los oponentes ganen.
Sin embargo, Trump no ha logrado mantener esa línea en el caso de los archivos de Jeffrey Epstein. Es la segunda vez en una semana que su Gobierno hace una concesión para intentar calmar la tormenta creciente entre la base MAGA, que exige más transparencia sobre Epstein.
Primero, el viernes, el Gobierno buscó abrir el testimonio del gran jurado; ahora, este martes, el secretario de Justicia adjunto Todd Blanche declaró que tiene la intención de reunirse con Ghislaine Maxwell, asociada con Epstein y condenada por delitos sexuales.
No obstante, ambas medidas parecen ser muy poco para una base que tiene apetito por mucho más, en la medida en que siquiera reconozcan lo que están recibiendo. Y el Gobierno podría estar jugando un juego peligroso.
Trump ordenó la primera jugada tras la publicación de una historia del Wall Street Journal sobre una carta de cumpleaños de 2003 dirigida a Epstein que lleva su nombre y un dibujo de una mujer desnuda, algo que Trump ha negado haber enviado. (Demandó al editor del periódico y a los periodistas responsables.)
“Debido a la ridícula cantidad de atención mediática que se le ha dado a Jeffrey Epstein, le pedí a la secretaria de Justicia, Pam Bondi, que presente todo testimonio pertinente del gran jurado, sujeto a la aprobación del tribunal”, publicó Trump el jueves por la noche en Truth Social tras la publicación del artículo.
Sin embargo, esa última cláusula —“sujeto a la aprobación del tribunal”— es clave. Los testimonios del gran jurado se mantienen en secreto por una razón, y es poco probable que los tribunales quieran divulgarlos. El interés público puede ser una razón válida para mayor transparencia, pero expertos legales dicen que es improbable que se revele una gran cantidad de información nueva. (Dos jueces han dicho que necesitan más información antes de desclasificar cualquier transcripción del gran jurado y dieron al Departamento de Justicia plazo hasta el próximo martes para presentarla, mientras que Maxwell se opondrá a que se publiquen los materiales del gran jurado relacionados con ella y Epstein, según una persona cercana a ella).
Lo que eventualmente se llegue a desclasificar podría consistir, en gran parte, en resúmenes de entrevistas realizados por agentes federales, en lugar de transcripciones completas. Y aun eso podría tardar bastante, dado que los tribunales querrán revisar todo y consultar con víctimas u otras personas que no han sido acusadas formalmente, pero cuyos nombres podrían salir a la luz.
Además, los materiales del gran jurado representan solo una pequeña parte de los documentos que podrían estar en los archivos.
En otras palabras, parece una manera eficaz para que el Gobierno aparente estar ofreciendo algo con tal de aplacar las críticas y esperar que el escándalo se disipe.
No obstante, eso claramente no fue suficiente, por lo que el Gobierno hizo otra concesión el martes, esta vez en relación con Maxwell. Blanche dijo que planeaba reunirse con Maxwell “en los próximos días” para ver qué información podría tener sobre otras personas que hayan cometido delitos.
“Si Ghislaine Maxwell tiene información sobre cualquier persona que haya cometido delitos contra las víctimas, el FBI y el Departamento de Justicia escucharán lo que tenga que decir”, señaló Blanche en un comunicado, y añadió: “Hasta ahora, ningún Gobierno en nombre del departamento había indagado sobre su disposición a colaborar con las autoridades. Eso cambia ahora”.
La primera pregunta es por qué eso cambia recién ahora. Si el Gobierno realmente está interesado en esclarecer más delitos y brindar transparencia total, ¿por qué no acudió antes a una fuente viva de esos crímenes, alguien que aparentemente podría arrojar luz sobre el caso?
La activista de extrema derecha Laura Loomer y otros hicieron esa pregunta poco después del anuncio, y Loomer calificó la medida como una “excusa desesperada” por parte del Departamento de Justicia.
Otra pregunta es por qué es Blanche quien se encargará de eso. Entrevistas como esa normalmente podrían ser conducidas por fiscales que han estado involucrados en el caso. Blanche no solo es un funcionario designado políticamente, sino que fue abogado defensor personal de Trump. (Este martes, Trump dijo que no estaba al tanto de los planes de Blanche, pero aseguró que “le parece apropiado” y elogió a su exabogado).
¿Van a creer las personas que están preocupadas por un posible encubrimiento federal que Blanche actuará como un intermediario neutral, dado el historial de Trump con Epstein?
¿Se publicará esa entrevista o el Gobierno pedirá que se confíe en su resumen? (La administración no ha dicho qué hará con la información que Maxwell le proporcione).
También hay implicaciones personales y políticas. Maxwell cumple actualmente una condena de 20 años de prisión y podría sentirse tentada a decir lo que el Gobierno quiere escuchar.
Y eso no solo se debe a que, como algunos han sugerido, ella pudiera querer un indulto; resulta absurdo pensar que Trump podría perdonar a una traficante sexual de menores condenada. También podría influir, lógicamente, en cómo el Departamento de Justicia maneja sus apelaciones, que aún están en curso. El Departamento de Justicia bajo Trump ha mostrado pocas reservas a la hora de mezclar la política con acciones oficiales que normalmente están protegidas de esas influencias, como en el caso de Eric Adams.
El abogado de Maxwell, David Oscar Markus, también ha sido deferente con Trump en sus declaraciones públicas. La semana pasada calificó a Trump como el “gran negociador” y sugirió que el presidente podría influir en su Departamento de Justicia para que cambie de rumbo en el proceso de apelación. En comentarios posteriores al anuncio de Blanche el martes, Markus elogió el “compromiso de Trump con descubrir la verdad en este caso”.
Independientemente de si Trump realmente tiene la intención de ayudar a Maxwell, estas declaraciones solo pueden generar señales de alerta sobre lo que pueda surgir de este proceso. Tan recientemente como la semana pasada, el propio abogado de Maxwell sugirió que Trump podría intervenir para ayudarla. Y, por supuesto, Trump hizo aquellas extrañas declaraciones repetidas sobre Maxwell —“le deseo lo mejor”— después de que fue acusada en 2020.
En otras palabras, para quienes desconfían de la transparencia del Gobierno y creen que hay un verdadero escándalo por descubrir aquí —lo cual incluye a muchas personas y también a muchos republicanos—, hay motivos suficientes para seguir siendo escépticos ante estos pasos.
Pero más allá de eso, existe un riesgo para el Gobierno. Ambas medidas podrían tener consecuencias no deseadas.
Quién sabe, por ejemplo, qué materiales del gran jurado podrían terminar siendo divulgados, y qué teorías podrían surgir sobre lo que aún permanece oculto. El equipo de Trump debería estar familiarizado con esos documentos si realmente ha revisado el caso a fondo, pero el manejo del asunto no ha sido precisamente impecable.
Sin embargo, la gran incógnita es lo que Maxwell podría decir. A pesar de las palabras amables de su abogado hacia Trump —y aunque el Gobierno pudiera confiar en lo que ella vaya a declarar—, nunca se sabe realmente hasta que se abre esa caja de Pandora.
Ella, al igual que Epstein, tuvo una relación con Trump desde hace años y, en teoría, podría arrojar luz sobre eso, en la medida en que lleguemos a conocer todo lo que diga.
Y si el Gobierno no publica un video o una transcripción de ese encuentro, podría alimentar aún más las sospechas de un encubrimiento.
El Gobierno está tratando de mantenerse a flote con el caso Epstein, y no hay buenas respuestas para Trump en este momento. Pero sus acciones dejan claro que la presión está surtiendo efecto y siente la necesidad de actuar.
Otra cosa muy distinta es si las acciones que está tomando lograrán satisfacer a la gente.
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