Por Ivana Kottasová, Kareem Khadder, Mohammad Al Sawalhi, Eyad Kourdi y Abeer Salman, CNN

El doctor Mohammad Saqer tiene hambre. Está tan hambriento que a veces le cuesta mantenerse de pie mientras atiende a pacientes gravemente enfermos en el Hospital Nasser, en el sur de Gaza. El jueves, se desmayó durante su turno, pero tras recibir suero y azúcar, volvió a trabajar para completar su guardia de 24 horas.

“Mis colegas me sostuvieron antes de que cayera y me pusieron suero y azúcar. Un médico extranjero tenía un jugo y me lo preparó. Me lo tomé de inmediato”, contó el doctor Saqer a CNN. “No soy diabético, esto era hambre. No hay azúcar. No hay comida”.

A medida que se agrava la crisis de hambre en Gaza, quienes intentan mantener con vida a la población gravemente desnutrida sufren junto con sus pacientes.

El doctor Saqer afirma que el número de colegas que se han desmayado en el trabajo ha aumentado rápidamente en los últimos días, con médicos y enfermeras de varios departamentos desmayándose por el hambre y el agotamiento.

El doctor Fadel Naim, cirujano y director del hospital Al-Ahli Al-Arabi, en el norte de Gaza, dijo a CNN que muchos de sus colegas se han desmayado por hambre y desnutrición, entre ellos dos que perdieron el conocimiento durante cirugías esta semana.

“Como director del hospital, una de mis tareas es buscar comida para el personal… no estamos recibiendo suficiente. Somos afortunados si accedemos a una comida al día, y la mayoría trabaja sin descanso. Es muy difícil continuar así”, explicó Naim.

Los testimonios de ambos médicos coinciden con lo que advirtieron más de 100 organizaciones humanitarias internacionales esta semana: “Estamos viendo a nuestros propios colegas y socios consumirse ante nuestros ojos”.

El doctor Saqer, director de enfermería del Hospital Nasser, recibe solo un pequeño plato de arroz al día, como el resto del personal.

“Estamos físicamente agotados y debemos tratar a pacientes igual de agotados. Personas exhaustas tratando a otras personas exhaustas, hambrientos tratando a hambrientos, los débiles tratando a los débiles”, dijo.

La sala de tratamiento para niños desnutridos en el Hospital Nasser está llena de bebés tan delgados que ya no parecen humanos. Los huesos de sus rostros, columnas y costillas sobresalen bajo la piel. Sus extremidades largas y delgadas apenas se mueven.

Un video de CNN grabado este viernes muestra a muchos llorando, pero algunos están tan débiles que ni siquiera pueden hacerlo. Simplemente yacen en sus cunas o en colchones en el suelo y observan el mundo con ojos enormes en sus rostros demacrados. Varios tienen el abdomen hinchado, señal clara de desnutrición.

Las madres que intentan alimentarlos también están delgadas, exhaustas y asustadas.

Yasmin Abu Sultan, madre de una niña hospitalizada, contó a CNN que intenta alimentar a su hija Mona con una jeringa. “Necesita frutas. Deberíamos darle verduras, pero no hay nada… antes las madres amamantaban. Ahora la mayoría depende de la fórmula por la falta de alimentos. Es imposible amamantar sin comida”, dijo.

Otra madre, Najah Hashem Darbakh, explicó que aunque los médicos le dan suplementos a su hija Sila, no hay fórmula disponible. La niña necesita leche porque sufre diarrea crónica y deshidratación. “Les dije que necesito leche. Me respondieron que intente conseguirla por mi cuenta, pero aquí, en esta sala, cuatro niños han muerto por desnutrición. Temo que mi hija sea la quinta”.

Al menos Mona y Sila están en un hospital donde reciben algo de atención médica, aunque sea insuficiente. Otra madre, Hidaya Al Mtawwaq, vive en una tienda cerca del hospital Al-Ahli Al-Arabi con su hijo Mohammad, de tres años, que pesa solo seis kilos, cuando hace unos meses pesaba nueve.

“No puede pararse ni moverse como antes, todo por la hambruna y la falta de comida”, contó a CNN.

Al Mtawwaq ha llevado a Mohammad a varios hospitales y siempre le dicen lo mismo: necesita suplementos nutricionales que no existen en Gaza. Solo puede conseguirle un poco de leche, y hasta eso es cada vez más difícil.

Al Mtawwaq dijo que su esposo murió en la guerra. “Lucho solo para poder comprarle una lata de leche. Estoy verdaderamente agotada. Agotada, agotada”.

Toda la población de Gaza —2,1 millones de personas— sufre inseguridad alimentaria, sin acceso confiable a suficiente comida asequible y nutritiva, según la ONU. El Ministerio de Salud de Gaza reporta que 900.000 niños pasan hambre y 70.000 ya muestran signos de desnutrición.

La situación empeora cada hora. Médicos Sin Fronteras informó que la desnutrición severa en menores de cinco años en sus clínicas se ha triplicado en las últimas dos semanas.

El doctor Naim advirtió que los niños nacidos durante la guerra son especialmente vulnerables a los problemas de salud causados por la desnutrición. “Quienes tienen dos o tres años han crecido en condiciones insalubres, con inmunidad debilitada y alergias. Sufren problemas en el desarrollo cerebral y motriz, y estos problemas persistirán en el futuro, incluso si sobreviven al hambre”, dijo, y agregó que siente que Gaza ha sido abandonada por el mundo.

“Como pueblo palestino pacífico, estamos siendo castigados colectivamente… El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debe tomar una postura firme, especialmente si afirma ser un hombre de paz y comprometido con lograr la paz”.

Como todos sus colegas, Saqer piensa en su familia mientras atiende a sus pacientes. Porque en Gaza, los médicos nunca pueden estar seguros de que la próxima víctima no será un ser querido.

“Trabajamos, tristemente, pensando en nuestras familias, que están muriendo de hambre”, dijo a CNN. Cuando su esposa le contó que no había comida, fue al mercado a buscar algo. “La harina ahora cuesta como el oro en Gaza. Compré dos kilos, apenas suficiente para tres días, por 310 shekels (unos US$ 92)”, relató.

Según el Fondo Monetario Internacional, el salario diario promedio en Gaza era de menos de 13 dólares en 2021, el último dato disponible.

Las organizaciones humanitarias llevan tiempo advirtiendo sobre el riesgo de hambruna en Gaza. El territorio siempre ha dependido de la ayuda internacional, pero el flujo de alimentos y otros insumos ha sido severamente restringido por Israel tras los ataques del 7 de octubre de 2023 lanzados por Hamas desde Gaza.

Durante la guerra ha habido periodos en los que no se permitió la entrada de alimentos, y aunque actualmente llega algo de ayuda, no es suficiente y ni siquiera lo poco que entra alcanza a quienes más lo necesitan.

Buscar comida es cada vez más peligroso. La ONU informó que más de 1.000 personas han muerto a manos de fuerzas israelíes mientras buscaban alimentos desde finales de mayo, cuando comenzó a operar la Fundación Humanitaria para Gaza, respaldada por Israel y Estados Unidos.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que los palestinos en Gaza sufren una “hambruna masiva provocada por el hombre”, debido a la decisión de Israel de bloquear la ayuda.

Israel rechaza la acusación. Esta semana, el ministro de Patrimonio israelí, Amihai Eliyahu, llegó a afirmar que “no hay hambre en Gaza”, pese a la abrumadora evidencia. El líder opositor Yair Lapid calificó esas declaraciones como “un ataque moral y un desastre de diplomacia pública”.

El doctor Saqer contó que no ve a su esposa e hijos desde hace tres meses porque lo necesitan en el hospital sin parar. Las víctimas pueden llegar en cualquier momento, así que debe estar cerca incluso en sus escasos momentos libres.

“La situación en Gaza está más allá de lo que la mente humana puede comprender”, afirmó. En medio del sufrimiento, los médicos del Hospital Nasser solo pueden apoyarse entre ellos.

“Tratamos de animarnos unos a otros, recordando que esta profesión está arraigada en la humanidad y que bajo ninguna circunstancia podemos abandonar nuestro deber ni el juramento que hicimos”, concluyó Saqer.

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