Análisis de Aaron Blake, CNN

Entrevistar a Ghislaine Maxwell es el primer gran movimiento del Gobierno de Trump para intentar calmar las preocupaciones sobre su manejo, ampliamente impopular, de los archivos de Jeffrey Epstein. El vicesecretario de Justicia Todd Blanche concluyó este viernes dos días de entrevistas con la asociada condenada de Epstein.

Sin embargo, ya existían muchas razones para ser escépticos respecto a esta medida y a sus posibles resultados, dadas las motivaciones de ambas partes involucradas.

El presidente Donald Trump ejemplificó todas esas dudas este viernes.

Mientras respondía preguntas rumbo a Escocia, Trump reiteradamente dejó abierta la posibilidad de indultar a Maxwell por sus delitos.

“Bueno, no quiero hablar de eso”, dijo Trump inicialmente.

Al insistirle, respondió: “Es algo en lo que no he pensado”, aunque añadió: “Tengo permitido hacerlo”.

No sería la primera vez que Trump parece insinuar un indulto a alguien que podría aportar pruebas que lo afecten personal y políticamente. En este caso, ha demostrado vínculos personales previos con Epstein, y su Gobierno intenta corregir el manejo deficiente de los archivos de Epstein tras haber prometido publicarlos.

Una situación similar ocurrió durante la investigación sobre Rusia, cuando Trump dejó abierta la posibilidad de indultar a testigos clave como Paul Manafort, Michael Flynn y Michael Cohen. Los críticos alegaron que esto equivalía a obstrucción de la justicia.

El informe del fiscal especial Robert Mueller no llegó a conclusiones sobre una posible obstrucción, pero sí citó los comentarios de Trump sobre indultos como “prueba” de que sus acciones “podían influir en la decisión de Manafort de cooperar o no con el Gobierno”.

De hecho, Manafort terminó siendo un testigo poco colaborador, y un informe bipartidista del Senado señaló que sus repetidas mentiras obstaculizaron la investigación. Más tarde, Trump lo indultó, lo que puede interpretarse como una recompensa por su falta de cooperación.

Ese antecedente pesa mucho aquí, dadas las similitudes.

Sin embargo, Trump está agravando una situación ya dudosa. Ya había muchas razones para desconfiar de la decisión de entrevistar a Maxwell, y nadie parece especialmente interesado en abordar esos problemas o siquiera combatir la percepción que generan.

La primera razón es el estado actual del caso penal de Maxwell.

Puede parecer improbable que Trump indulte a una condenada por tráfico sexual de menores como Maxwell (aunque le “deseó lo mejor” tras ser acusada). Pero hay otras formas en que su Gobierno podría ayudarla, como tomar medidas en su apelación en curso por la condena de 2021.

El Departamento de Justicia de Trump ya ha tomado decisiones muy cuestionables en otro caso penal que involucraba a alguien de quien Trump buscaba algo políticamente: el alcalde de Nueva York, Eric Adams. A principios de este año, el Gobierno se movió para desestimar los cargos contra Adams, sugiriendo su interés en que el demócrata ayudara en la política inmigratoria.

Varios fiscales renunciaron en protesta, y uno alegó en su carta de renuncia que se trataba de un “intercambio de favores”. El juez del caso pareció coincidir.

“Todo aquí huele a un acuerdo: desestimar la acusación a cambio de concesiones en política inmigratoria”, dijo el juez.

El abogado de Maxwell, David Oscar Markus, también ha sido notablemente complaciente con Trump y su Gobierno.

La semana pasada llamó a Trump el “gran negociador” y afirmó que el Departamento de Justicia violó un acuerdo con Maxwell. Esta semana, elogió el “compromiso del Gobierno de Trump para esclarecer la verdad en este caso” y dijo que él y Maxwell estaban “agradecidos de que el Gobierno intente descubrir la verdad”.

Este viernes, Markus también sugirió estar abierto a un indulto.

“El presidente esta mañana dijo que tiene el poder para hacerlo”, dijo Markus, “y esperamos que ejerza ese poder de manera correcta y justa”.

También es relevante aquí el papel de los abogados involucrados.

Los críticos han cuestionado que el funcionario del Departamento de Justicia que entrevistó a Maxwell fuera Blanche, en vez de un fiscal no político con experiencia en el caso. Blanche no solo es un alto funcionario designado por Trump, sino también su abogado personal formal.

“El conflicto de interés es evidente”, dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, el jueves en X. “Huele a corrupción de alto nivel”.

Además, Blanche apareció el año pasado en un podcast con Markus y lo llamó “amigo”.

“Eres, por mucho, el mejor”, dijo Blanche.

Sin embargo, una de las mayores razones para ser escépticos es que Maxwell es alguien a quien el primer Departamento de Justicia de Trump calificó de mentirosa descarada.

En 2020, el Departamento de Justicia acusó a Maxwell de dos cargos de perjurio —además de los cargos más graves— citando una declaración civil de 2016.

En esa declaración, Maxwell afirmó no saber nada del “esquema de Epstein para reclutar menores para masajes sexuales”, a pesar de ser condenada posteriormente por ayudar en ese esfuerzo. También dijo no saber que Epstein poseía juguetes sexuales, lo que fue contradicho por testigos en su juicio.

Los abogados de Maxwell en ese momento dijeron que “las preguntas eran confusas, ambiguas y mal formuladas”.

Nunca fue juzgada por perjurio. Tras su condena por los cargos más graves, los fiscales acordaron desestimar los cargos de perjurio si la condena se mantenía, para evitar más trauma emocional a las víctimas.

Pero el Departamento de Justicia de Trump en 2020 aún puso en duda su credibilidad.

En un escrito de 2020, dijo que las mentiras de Maxwell “deberían hacer que el tribunal dude seriamente” de confiar en ella. También señaló que la “disposición de Maxwell para mentir descaradamente bajo juramento sobre su conducta… sugiere fuertemente que su verdadero motivo ha sido y sigue siendo evitar rendir cuentas por sus delitos”.

Todo esto parece relevante hoy, especialmente dado el historial de Trump de usar su poder para ayudar a quienes lo ayudan, ya sea con indultos o de otra forma. Maxwell, que aún debe cumplir años de su condena de 20 años, claramente tiene motivos para decir lo que Trump quiera.

Eso no significa que las entrevistas a Maxwell no puedan arrojar información importante. Incluso testigos con problemas de credibilidad pueden aportar datos valiosos si se corroboran con otras pruebas.

No obstante, por ahora, Trump y su equipo no están haciendo mucho para que la situación parezca transparente. Y los comentarios de Trump sobre un posible indulto llevan el asunto a otro nivel.

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