¿Confundido sobre la economía? No eres el único
Por Alicia Wallace y David Goldman, CNN
Si las noticias sobre la inflación, el comercio, la Reserva Federal y el empleo te tienen confundido y no estás seguro de qué pensar sobre la economía de Estados Unidos, no te preocupes: no estás solo.
Esta semana surgió una gran cantidad de información que proporcionó una imagen más enfocada —aunque no exactamente clara como el agua— de lo que está sucediendo con la economía estadounidense.
Recibimos informes sobre inflación, producto interno bruto, empleo y confianza del consumidor, una decisión de tasas de la Fed y una ráfaga de anuncios comerciales, todo lo cual eliminó distintos grados de incertidumbre sobre hacia dónde se dirige la economía.
Si solo buscas el resumen, aquí tienes los puntos clave de esta semana:
- La economía de Estados Unidos sigue siendo robusta, pero se está debilitando.
- Los consumidores aún están dispuestos a gastar su dinero, pero están más cautelosos.
- Los aranceles resultaron menores que las amenazas más agresivas del presidente Donald Trump, pero están colaborando lentamente con el aumento de algunos precios.
- Los acuerdos comerciales de Trump pueden abrir algunos mercados extranjeros a los productos de Estados Unidos, pero los estadounidenses pagan impuestos más altos sobre los bienes importados.
- El mercado laboral, antes confiable, es ahora menos seguro, y los empleadores pueden estar más reacios a contratar de lo que pensábamos.
- Y puede que no tengas que seguir esperando mucho por ese esperado recorte de tasas de interés.
Si quieres contexto y no te molesta un resumen un poco menos abreviado, aquí va:
Se esperaba que la agenda comercial histórica de Trump diera vuelta la economía. Eso no ha sucedido —al menos— hasta ahora.
La ausencia de una recesión repentina, que muchos temían, ha dado confianza a los inversionistas de que pueden ignorar el comercio sin problemas, y las acciones han alcanzado máximos históricos en las últimas semanas. También le ha dado confianza a Trump para aumentar los aranceles de manera drástica, como hizo el viernes. Incluso con una ráfaga de acuerdos comerciales de último minuto, la tasa efectiva de aranceles de Estados Unidos sobre bienes importados ha superado el 18 %. El año pasado era de solo 1,2 %. Eso podría sumar US$ 2.400 en costos para el hogar estadounidense promedio, según el Budget Lab de Yale.
La economía se ha mantenido sorprendentemente fuerte este año, lo que tal vez no debería ser tan sorprendente: Estados Unidos es la economía más grande y compleja del mundo, con una multitud de recursos naturales.
Sin embargo, los economistas advierten que los efectos de los aranceles apenas comienzan a hacerse evidentes y podrían intensificarse en la segunda mitad de 2025.
Los aranceles afectaron con mayor fuerza los precios de los bienes en junio, lo que a su vez ejerció una presión al alza sobre la inflación general. El índice de precios del Gasto de Consumo Personal (PCE por sus siglas en inglés), conocido como el indicador de inflación predilecto de la Fed, mostró que los precios subieron un 0,3 % en junio con respecto a mayo, lo que elevó la tasa anual de inflación del 2,4 % al 2,6 %.
Ese 2,6 % es la tasa más alta en cuatro meses y marca un paso en la dirección equivocada respecto a lo que la Fed desea ver, que es una inflación del 2 %. Y ese aumento mensual del 0,3 %, de continuar, elevaría la tasa anual muy por encima del 3 %.
El índice de precios PCE pintó un panorama similar al del Índice de Precios al Consumidor y al Índice de Precios al Productor de junio: más empresas experimentaron mayores costos debido a los aranceles y trasladaron a algunos de ellos a los consumidores.
Y aunque no se espera que los amplios y costosos aranceles desencadenen un repunte inflacionario como el de 2022, sí se prevé que la inflación anual vuelva a superar el 3 %. Pero, como aprendimos y sentimos al bajar de ese reciente pico inflacionario, cuando los precios suben en una amplia gama de productos de uso común, eso afecta seriamente el salario ganado con tanto esfuerzo por los estadounidenses.
Economistas esperaban que el crecimiento del empleo se desacelerara en julio. Después de todo, la incertidumbre frenó planes de contratación de las empresas durante varios meses. Además, las nuevas contrataciones se concentran cada vez más en unos pocos sectores: salud, educación y (especialmente en verano) ocio y hotelería.
Pero las contrataciones en julio fueron significativamente menores de lo que se esperaba. Y las cifras de mayo y junio también se revisaron a la baja de forma considerable, lo que sugiere que el mercado laboral podría estar mucho peor de lo que pensábamos.
Hasta julio, Estados Unidos ha sumado un promedio de solo 85.000 empleos por mes. Eso es bastante débil y está ligeramente por debajo del nivel de equilibrio, en el que los empleos creados son suficientes para mantener el ritmo de crecimiento de la fuerza laboral y mantener estable la tasa de desempleo.
Excluyendo la recesión pandémica de 2020, ese ritmo actual es el más bajo para el promedio de enero a julio desde 2010, cuando la economía de Estados Unidos aún se recuperaba de la Gran Recesión.
Los precios de algunos bienes sensibles a los aranceles —como lavadoras, secadoras, muebles, ropa, zapatos, juguetes, artículos deportivos y cortinas (los precios de las cortinas y coberturas de piso aumentaron un récord de 4,2 % en junio)— están en alza, pero los consumidores en general han mantenido sus niveles de consumo.
Una parte de la población se ha beneficiado de las ganancias del mercado bursátil, ya que las posibles tasas de aranceles se van aclarando y aumentan la confianza de los inversionistas. La población en general sigue teniendo aumentos salariales que superan la inflación (aunque en menor medida que en el pasado).
El informe del jueves que contenía el indicador de inflación favorito de la Fed también proporcionó la visión más completa de cómo están los ingresos, ahorros y gastos de los hogares de Estados Unidos.
Los consumidores gastaron más en junio que en mayo, con un aumento de los gastos de 0,3 % respecto al mes anterior (0,1 % al ajustar por inflación). Son aumentos modestos, pero siguen siendo aumentos.
“Los consumidores están en condiciones de manejar esto, aunque la psicología del consumidor es algo voluble”, dijo Gus Faucher, economista jefe de PNC Financial Services Company a CNN el jueves. “(Los datos de gasto e inflación) no sugieren que una recesión sea inminente. Pero creo que sí sugieren que estamos empezando a ver algunas grietas; y, si ocurre algo más que salga mal, entonces la economía es vulnerable a una recesión”.
Más allá de las críticas presidenciales, el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, y el resto de la Fed tienen mucho trabajo por delante. Al concluir una reunión de políticas de dos días el miércoles, Powell —que fue objeto de la ira de Trump porque la Fed ha mantenido las tasas de interés altas— volvió a mantener las tasas de interés sin cambios.
La justificación de Powell: la economía es lo suficientemente fuerte como para soportar tasas de interés altas. Y aún no está claro si los aranceles aumentarán los precios un poco o mucho. Mantener las tasas de interés estables podría ayudar a mantener la inflación bajo control.
Trump y sus asesores económicos han afirmado que las tasas altas de la Fed están perjudicando la capacidad de los estadounidenses para obtener una hipoteca. Las tasas de la Fed pueden influir en las tasas de los préstamos al consumidor, pero no las fijan. Eso lo hace el mercado de bonos, y las políticas internas extremadamente costosas de Trump, sus aranceles e incluso sus constantes críticas a Powell han hecho que los bonos sean relativamente poco atractivos para los inversionistas.
Dado que los rendimientos y los precios se mueven en direcciones opuestas, Trump tiene su propia parte de culpa en las altas tasas hipotecarias. Pero Trump podría obtener lo que quiere en septiembre: las expectativas de un recorte de tasas de la Fed aumentaron el viernes después del informe de empleo más débil de lo esperado.
Esta semana, tuvimos nuestro primer vistazo al producto interno bruto del segundo trimestre de Estados Unidos, la medida más amplia y general sobre la economía de Estados Unidos. Y los economistas todavía intentan descifrar qué significa.
El número principal parecía fuerte: una tasa de crecimiento anualizada de 3 % es buena en cualquier contexto. El gasto del consumidor, la columna vertebral de la economía estadounidense, repuntó. Y, lo más importante, la economía estadounidense vuelve a crecer, después de haberse contraído en el primer trimestre.
Pero cuando se observan más de cerca los datos, se hace evidente que los aranceles están ocultando una debilidad subyacente de la economía de Estados Unidos.
Los importadores se apresuraron a acumular grandes cantidades de bienes antes de que entraran en vigor los aranceles en el primer trimestre, ampliando el déficit comercial de Estados Unidos a niveles históricos y haciendo que la economía pareciera mucho peor de lo que realmente estaba.
En el segundo trimestre, a medida que los aranceles entraron en vigor, las importaciones se desplomaron y las empresas liquidaron sus inventarios. Eso redujo el déficit comercial, haciendo que la economía pareciera mejor de lo que realmente estaba.
Entonces, ¿qué está sucediendo realmente? Algo intermedio: la economía de Estados Unidos se mantuvo fuerte pero desacelerándose en la primera mitad de este año. El gasto del consumidor pudo haber repuntado, pero siguió siendo débil, y las empresas se están volviendo cautelosas.
La avalancha de datos y actividad económica de esta semana estuvo en gran medida en línea con las expectativas, con la gran excepción del empleo. El panorama general puede dar cierta tranquilidad de que la economía está, en su mayor parte, bastante bien (aunque con algunas salvedades o asteriscos). Pero los datos de empleo y comercio son preocupantes.
“Los eventos y datos de esta semana pintan un panorama económico que se está desacelerando y que continuará desacelerándose durante la segunda mitad del año”, dijo a CNN Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon.
Y aunque Daco cree que una recesión no es necesariamente inminente, la ofensiva comercial del jueves por la noche y el informe de empleo del viernes aumentan esas probabilidades.
“Este tipo de impulso de crecimiento laboral muy débil está erosionando esencialmente el colchón de la economía frente a los vientos en contra”, dijo. “Y en un entorno donde la economía de Estados Unidos está sujeta a choques históricos de oferta, eso la expone esencialmente al riesgo de una recesión”.
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