Familia indocumentada de Texas pensó que el ICE estaba en la puerta, hasta que el agua arrasó todo. Ahora temen pedir ayuda
Por Diego Mendoza, CNN
En cuestión de segundos, al darse cuenta de que su casa en Texas se estaba llenando de agua en la madrugada del 4 de julio, Rosalinda comenzó a despertar a sus hijos, nietos y a su madre, gritándoles: “¡Vámonos!”.
Pero en medio del caos —y tras semanas de escuchar rumores sobre redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en todo Texas— su familia no se dio cuenta de inmediato de que estaban escapando de inundaciones que ponían en peligro sus vidas.
“Al principio, los niños pensaron que estábamos huyendo de inmigración”, contó a CNN la madre indocumentada, quien ha vivido en Estados Unidos durante 12 años. “No lo pensamos dos veces. Lo bueno es que los niños son muy obedientes”.
La familia, compuesta por 12 personas —cuatro generaciones que vivían en tres casas móviles vecinas a orillas del río Guadalupe, en el condado de Kerr—, se tomó de los brazos y comenzó a caminar por el agua, que al principio les llegaba a los tobillos y rápidamente les cubría la cintura, mientras luchaban por llegar a la casa rodante de un vecino que los llevaría a un lugar seguro.
“Ni siquiera hubo tiempo de ponerse zapatos. Todos estábamos descalzos”, dijo Rosalinda, a quien CNN identifica solo por su nombre de pila debido a su estatus inmigratorio.
Todos los miembros de la familia sobrevivieron, pero sus casas fueron arrasadas, junto con todas sus pertenencias.
“Nunca piensas que te va a pasar a ti”, afirmó Rosalinda. “Fue una experiencia muy fea. No se la desearía ni a mi peor enemigo”.
Más de un mes después de las devastadoras inundaciones en la región montañosa de Texas, que dejaron al menos 135 muertos y desplazaron a muchas personas, los sobrevivientes siguen luchando por encontrar ayuda financiera debido a lo complejo de los reclamos de seguros, de los trámites burocráticos del Gobierno y de las dificultades económicas.
Pero familias como la de Rosalinda y activistas comunitarios dijeron a CNN que las personas indocumentadas enfrentan obstáculos adicionales: desde la falta de identificación adecuada para recibir ayuda hasta el temor de que pedir asistencia exponga su estatus inmigratorio.
El condado de Kerr, donde las personas hispanas y latinas representan más del 25 % de los casi 52.600 habitantes, fue el más afectado por el desastre. Aunque es difícil calcular el impacto en la comunidad indocumentada, muchos vivían en ranchos, campamentos y casas móviles a lo largo del río.
Ahora, Rosalinda dice que siente que toda la vida que construyó en Estados Unidos se ha perdido para siempre.
“Luchamos mucho para llegar aquí, y ahora lo hemos perdido todo”.
La asistencia gubernamental, como la de la FEMA, y la ayuda de organizaciones sin fines de lucro como Salvation Army y Samaritan’s Purse han sido un salvavidas para las víctimas de las inundaciones en Texas que necesitan ropa, alimentos y vivienda. Pero, al igual que otros programas de ayuda humanitaria, estas organizaciones suelen requerir identificación y comprobante de residencia para poder acceder a su apoyo.
En el caso de Rosalinda, solo su hija mayor, María, y un hijo —ambos ciudadanos estadounidenses mayores de 18 años— serían los más aptos para solicitar ayuda en nombre de la familia, ya que el resto son menores de edad o indocumentados. Pero sus identificaciones y recibos de servicios públicos se perdieron en la inundación, y el propietario se negó a escribir una carta que confirmara su residencia por temor a que su aseguradora descubriera que albergaba a personas indocumentadas, contó María, a quien CNN también identifica solo por su nombre de pila debido a su estatus inmigratorio.
“Al final fue: ‘No, porque no quiero problemas con la policía ni con nadie por el hecho de que había ilegales en mi propiedad’”.
La madre y la hija dijeron que los grupos de ayuda con los que hablaron se mostraron comprensivos con la situación de su familia, pero las organizaciones les informaron que había poco que podían hacer por ellas.
“El Salvation Army trabaja continuamente para atender las necesidades humanas sin discriminación, y los actuales esfuerzos de ayuda por las inundaciones en Texas no son la excepción”, dijo la organización a CNN en un comunicado, señalando que está trabajando en el condado de Kerr en coordinación con la FEMA. “Si bien estos servicios de ayuda ante desastres requieren que las personas demuestren que viven o vivían en un área afectada por las inundaciones, no necesitan presentar prueba de ciudadanía ni revelar su estatus inmigratorio, y cualquier información que proporcionen a The Salvation Army está protegida por las políticas de confidencialidad de la organización”, indicó el comunicado.
Samaritan’s Purse informó que cuenta con más de 2.100 voluntarios trabajando en Texas y está ayudando a cerca de 300 familias en el condado de Kerr. “No estamos preguntando sobre el estatus inmigratorio ni exigiendo ningún tipo de identificación para limpiar casas, retirar escombros y brindar asistencia inmediata para necesidades críticas”, como tarjetas para alimentos y otros artículos esenciales, señaló Samaritan’s Purse en un comunicado.
“Cuando Samaritan’s Purse reemplaza una casa móvil o reconstruye una vivienda desde cero, sí requerimos algún tipo de documentación que demuestre que viven en la propiedad”.
José Núñez, mecánico de Kerrville y ciudadano estadounidense que perdió la casa en la que vivía con su esposa y su madre indocumentada, dijo que la ayuda ha sido “limitada”, ya que solo hay unos pocos grupos de asistencia y subsidios financieros que le permiten solicitar apoyo en nombre de su madre.
Con el dinero ya ajustado por mantener a su madre —y ahora teniendo que pagar un nuevo alquiler para reemplazar la casa móvil que perdió en la inundación—, Núñez contó que su madre siente que es una carga para él.
“Mi mamá ya nos había dicho que tal vez quería irse a vivir a México por todo lo que ha pasado, y piensa que las cosas no van a mejorar”, relató. “Así que, básicamente, mi mamá está considerando seriamente irse a México, porque de un día para otro, lo pierdes todo”.
Más allá de los obstáculos prácticos para recibir ayuda, un tema común que une a los inmigrantes de la región montañosa de Texas es el temor de buscar apoyo de las autoridades en medio de la amplia ofensiva del presidente Donald Trump contra los inmigrantes indocumentados.
“No quieren ser conocidos ni reconocidos”, dijo Jessica Cruces, enfermera local y voluntaria que ha estado ayudando a familias hispanas en Kerr y los condados cercanos. “No quieren compartir sus nombres, y es difícil obtener las direcciones de dónde se están quedando para poder llevarles cosas”.
Familias y activistas también dijeron a CNN que los sobrevivientes indocumentados de las inundaciones temen trabajar directamente con agencias gubernamentales como la FEMA, por si se ven obligados a reportar a inmigrantes sospechosos ante las autoridades de inmigración.
Las políticas de la FEMA permiten que algunos inmigrantes reciban ayuda tras desastres naturales, incluidos los titulares de residencia permanente, quienes han recibido asilo y quienes son padres o tutores de un menor ciudadano estadounidense.
Pero al ser consultada por CNN, la FEMA no respondió directamente si reporta a personas indocumentadas que buscan ayuda ante las autoridades inmigratorias.
“[La] FEMA está enfocada en brindar ayuda y asistencia a ciudadanos estadounidenses tras emergencias y desastres naturales”, dijo un portavoz de la agencia. “[La] FEMA cumplirá con todas las leyes aplicables en relación con los extranjeros ilegales que soliciten asistencia”. La agencia agregó que el Departamento de Seguridad Nacional “insta a todos los extranjeros ilegales presentes en Estados Unidos a que se autodeporten a su país de origen”.
Aunque Cruces dijo que aún no ha visto a agentes del ICE dirigirse a víctimas indocumentadas de las inundaciones, la preocupación es que las autoridades de Texas apoyan las acciones inmigratorias de la administración Trump.
En enero, la Casa Blanca comenzó a impulsar que las fuerzas del orden locales tuvieran un papel más activo en la aplicación de las leyes inmigratorias en ciertas circunstancias. Desde entonces, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció que patrulleros estatales y agentes especiales ayudarían a buscar inmigrantes con órdenes de arresto.
En parte por esa razón, Núñez contó a CNN que trasladó a su madre a vivir con familiares en otra parte de Texas cuando los patrulleros estatales llegaron a Kerrville para colaborar en las labores de recuperación, aunque ella no tiene ninguna orden de arresto.
“Hay agentes estatales por todas partes”, dijo Núñez. “Incluso cuando estábamos limpiando la propiedad, pasaron muchos policías. Realmente no quiero hablar con ellos. No quiero dar ningún detalle ni nada por el estilo”.
Desde la inundación, Rosalinda dice que su familia se siente “escondida” por aislarse del resto de la comunidad.
Contó a CNN que el empleador de su hijo les proporcionó un apartamento de una habitación para su familia de 12 personas, pero cree que el empleador podría enfrentar fuertes multas si sus vecinos o la policía descubren que está alojando a personas indocumentadas.
Por esta razón, María es la única integrante de la familia que actualmente sale del apartamento durante el día; el resto permanece adentro hasta la noche, cuando creen que hay menos riesgo de ser vistos por la policía.
“Solo salimos de la casa a esas horas para tomar aire, para que los niños puedan correr un poco”, dijo. “Pero durante el día no salimos para nada porque nos sentimos en peligro”.
Sabiendo que muchas familias inmigrantes temían pedir ayuda, voluntarias como Ilda Mendoza —empleada del condado de Kerr que colabora con familias inmigrantes— contaron a CNN que revisaban los puntos de distribución de ayuda y se aseguraban de que los residentes sin la documentación adecuada pudieran calificar. Luego, acompañaban a las familias a los sitios de ayuda para tranquilizarlas.
Pero incluso así, Mendoza señaló que muchos —incluso quienes tienen residencia permanente o ciudadanía estadounidense— dudaban en buscar asistencia.
“Para algunos era como sacarles un diente, aunque fueran legales”, dijo.
Ella entiende la preocupación: como ciudadana naturalizada, Mendoza contó que ahora siente ansiedad ante la posibilidad de ser blanco de las autoridades inmigratorias.
“Soy ciudadana estadounidense, hablo inglés y trabajo para el condado, pero incluso yo no quiero ser detenida”, afirmó.
Miembros de la comunidad y voluntarios que han ayudado durante años a las familias inmigrantes de Texas dicen que ahora son más conscientes de no llamar la atención sobre las personas a las que asisten. Muchos voluntarios son más discretos al anunciar públicamente la ayuda y los programas para inmigrantes, según Lisa Weinstein, maestra de Hunt con más de 30 años de experiencia enseñando inglés a personas que no son hablantes nativos.
“Siento la necesidad de proteger a las personas con las que trabajo”, dijo Weinstein. “Parece que nadie está a salvo. Nos dijeron que solo los criminales indocumentados serían el objetivo y serían enviados de regreso a sus países, pero ahora parece que incluso los solicitantes de asilo están siendo detenidos y enviados a quién sabe dónde”.
Para algunos texanos, como Jairo Torres, contratista radicado en Houston, ver las dificultades de las familias latinas e indocumentadas se convirtió en un llamado a la acción y al voluntariado.
Torres contó a CNN que inicialmente se sintió motivado a ayudar en la región montañosa de Texas tras ver fotos de las jóvenes campistas y consejeros arrastrados por las aguas en el campamento Mystic, un campamento de verano para niñas que fue golpeado por las inundaciones y donde murieron 27 campistas y consejeros.
Pero después de llegar al condado de Kerr con su equipo de construcción pesado y darse cuenta de que muchas familias latinas tenían dificultades para recibir ayuda, Torres decidió quedarse en la zona para asistirlas.
“La gente hispana decía que todos estaban enfocándose en otras áreas o en personas anglosajonas… Estuvieron como cinco días sin recibir ayuda”, relató Torres.
Parte de la demora inicial en la ayuda a las familias latinas se debió a la falta de información sobre los servicios de rescate y recuperación en español, según Weinstein.
“Muchos de ellos ya son muy tímidos, así que esto realmente los ha llevado al límite. Creo que algunos están sufriendo de trastorno de estrés postraumático, y por eso dudan en salir o interactuar con otras personas, sin importar su estatus inmigratorio”, señaló.
Para Mendoza, aunque el desastre atrajo a grupos de ayuda dispuestos a colaborar sin importar el estatus inmigratorio, la situación “definitivamente puso más en evidencia lo asustados que están [los indocumentados] en general, lo mucho que temen salir de su casa porque los patrulleros están aquí”.
Aun así, Weinstein ha sido testigo de cómo la comunidad unida de Hunt, una de las localidades más afectadas por las inundaciones, ha mostrado apoyo a todos desde el desastre, “sin importar el estatus inmigratorio”.
“Si hay algo positivo en todo esto, es eso”, dijo a CNN.
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