Análisis por Gonzalo Zegarra, CNN en Español

Bolivia afrontará por primera vez una segunda vuelta electoral tras los comicios del domingo, que también marcaron un hito no visto en más de 20 años en el país: los votantes pusieron fin al ciclo del Movimiento al Socialismo (MAS), en medio de una crisis económica, financiera, energética y política, una decisión que reconfigura el mapa ideológico de la región.

Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga, que definirán al ganador en octubre, sumaron casi del 60 % de los votos válidos, mientras que el candidato izquierdista más votado apenas ronda los 8 puntos. Atrás quedaron los cuatro comicios ganados por el MAS sin necesidad de un balotaje (y sin contar la votación invalidada de 2019).

“El votante boliviano eligió poner fin al modelo populista que dominó con el MAS. También eligió una salida democrática, pacífica, para cambiar la estructura del modelo de desarrollo”, dijo a CNN el politólogo Franco Gamboa, profesor e investigador de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), de La Paz.

Las encuestas previas hacían parecer que la población apoyaría, además de al expresidente Quiroga, a Samuel Doria Medina, otra cara conocida del establishment político que iba por su cuarto intento de llegar a la Presidencia, pero finalmente el empresario quedó tercero.

Para Gamboa, Quiroga se erigió como el referente de la oposición al MAS, mientras que el senador Paz, en su primera postulación al Ejecutivo, recibió el apoyo de tres grandes grupos. “Representa al antimasismo, al sector de centroderecha y a los jóvenes que buscan la renovación de la política. Probablemente los indecisos, jóvenes adultos, han canalizado la decisión para elegir a Paz, que se ha opuesto al modelo económico y a las crisis del presidente (Luis) Arce”, dijo el analista.

La considerable reducción de la pobreza que lograron los gobiernos del MAS quedó atrás en la mente de muchos votantes, que hoy enfrentan una inflación en niveles récord —cerca del 25% interanual, según cifras oficiales, y más de 16% en lo que va del año—, escasez de divisas y volatilidad del dólar paralelo, así como episodios de falta de combustible y convulsión social.

Además de la crisis, el oficialismo llegó debilitado en una pelea interna entre el presidente Arce, que decidió no postular, y el exmandatario Evo Morales, que quería competir pero fue inhabilitado.

Morales llamó a anular el voto y se declaró victorioso el domingo. Casi el 20% de los votantes anularon el sufragio. Sin embargo, Gamboa señala que no todo ese bloque puede ser atribuido al exmandatario. “Representa a gente que está cansada, harta de la vieja lógica clientelar de la política, incluyendo la falta de capacidad de renovación de los (candidatos) favoritos. Es fragmentado y también es una crítica a todo el sistema democrático. El derrotado es Evo, no apareció en las papeletas ni convención en tensionar el proceso electoral”, dijo el politólogo de la UMSA.

Por su parte, José Orlando Peralta, politólogo de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, de Santa Cruz, resumió el resultado como un fin de ciclo económico más una implosión política del partido oficialista.

“La división política a lo largo de los años ya tuvo un efecto y toca el bolsillo, el estómago de la gente. Ya no hay modelo que aguante, fue un modelo que redistribuyó pero no planificó qué iba a pasar cuando no haya ventas”, sostuvo.

Gamboa considera que con el cambio de presidente en Palacio Quemado “definitivamente” habrá un acercamiento con el Gobierno de Donald Trump, luego de dos décadas casi ininterrumpidas en las que Bolivia integró el llamado eje bolivariano, de tinte antiestadounidense.

Cuando Arce asumió, en 2020 tras el interinato de Jeanine Áñez, el presidente reincorporó al país a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) y se retiró del Grupo de Lima, que acompañaba a la oposición venezolana. En el último año, Arce reconoció los resultados que proclamaron las autoridades electorales en Venezuela que dieron como ganador al presidente Nicolás Maduro. En las últimas semanas, Arce criticó al presidente Trump por los aranceles a Brasil y la presión política sobre el Gobierno de Lula da Silva.

“A diferencia del distanciamiento y la fractura entre el gobierno de evo morales, la hegemonía masista que siguió con Arce, el antiimperialismo, va a haber una conexión entre el nuevo presidente con Estados Unidos, así como con la Unión Europea, con el occidentalismo moderno”, expresó Gamboa.

Los analistas consultados señalan que la política exterior no ha sido un tema de campaña, pero que ambas plataformas marcan un giro con respecto a la postura del MAS.

Quiroga ha sido abiertamente crítico del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. En caso de ganar Paz, “no va a tener nada que ver con el bloque del socialismo del siglo XXI, con Venezuela”, dijo Gamboa, quien señaló en cambio que el resultado del domingo abre también un camino de integración para los vecinos de Bolivia.

“Está la relación con Estados Unidos, pero el proteccionismo al que está queriendo llevar Trump no nos favorece. Vamos a tener que confiar en países que están en nuestro entorno regional. El carácter polarizador, confrontacional de Arce y su modelo de sustitución de importaciones no ha dado resultados, no atrae inversiones”, señaló. En tanto, Peralta comentó: “Con esto (el resultado), se acaba el discurso soberanista de Morales. Venezuela, Cuba y Nicaragua ya no serán prioridad”.

Otro eje con posibles cambios es el vínculo con Irán, con relaciones que se establecieron en 2007, durante el primer Gobierno de Morales, que mostró afinidad ideológica. Además de intereses económicos y reuniones ministeriales recientes, los acuerdos estratégicos incluyen el ámbito de seguridad, lo que desató críticas de países como Estados Unidos y de Argentina.

Bolivia, con una de las reservas de litio más grandes del mundo, es foco de interés para varias potencias internacionales. “Hay intereses muy profundos, particularmente de Rusia y de China, que ya tienen contratos negociados con el Estado boliviano. El interés de EE.UU. va a ser por una parte tratar de orientar la política en esa área”, dijo a CNN el profesor Eduardo Gamarra, de la Universidad Internacional de Florida.

Gamarra subrayó que ninguno de los candidatos que pasaron a segunda vuelta ha dicho que va a romper con China ni que va a reorientarse completamente hacia Estados Unidos. “Más bien han hablado de lograr un balance. Entienden perfectamente bien que lo que ha pasado en los últimos 25 años en América Latina ha sido una inversión muy grande de China. Quizás el inversionista más grande que tiene Bolivia hoy es China, y en ese sentido romper con China simplemente para satisfacer los intereses de Washington no va a ser muy lógico”.

Una diferencia puntual es que Quiroga ha expresado su intención de obtener préstamos del Fondo Monetario Internacional y otros organismos multilaterales, mientras que Paz ha rechazado la idea de tomar deuda. Sin embargo, los analistas señalan que, gane quien gane en octubre, tendrá que adoptar una postura pragmática para implementar medidas urgentes contra la crisis económica.

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