Los números en rojo de Cuba y el drama del día a día: cómo la isla se ahoga en una crisis que golpea por todos lados
Por Gonzalo Zegarra, CNN en Español
El olor de la basura es penetrante y se intensifica bajo el sol caribeño. Los desechos acumulados son tantos que toda una calle de La Habana, alejada de la zona turística, quedó bloqueada al tránsito. No se trata de una huelga de los recolectores en la capital, sino que no pasan con la frecuencia necesaria y dejan una imagen más de las que se volvieron cotidianas en Cuba en el último año, como los apagones o los cortes de agua, en medio de una crisis económica y energética que azota a la isla y que las autoridades ya no intentan negar.
La economía de Cuba cayó 1,1 % en 2024, según el Gobierno, que desde fines de 2023 habla de una “economía de guerra” por las condiciones adversas. Por su lado, la Cepal proyecta que retrocederá aún más este año, 1,5 %. Y, aunque la inflación se ralentiza, continúa por encima de los dos dígitos, según los números oficiales.
“Estamos en recesión, una situación bastante complicada. En un país en el que los apagones llegan a 20 horas en algunas localidades, el aparato productivo no funciona”, dijo a CNN el economista e investigador Everleny Pérez Villanueva, exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, y quien describió la situación de la recolección de desechos en la capital, donde vive. “Salgo con mi carro y no hay semáforos en la ciudad, hay zonas complicadas de alta velocidad”, agregó.
La Unión Eléctrica de Cuba, adscrita al Ministerio de Energía y Minas, informa a diario en redes sociales a cuánto llega el déficit energético entre la disponibilidad y la demanda. Ya es habitual que los apagones simultáneos superen el 40 % del país, lo que obliga a cambiar rutinas.
“Afectan a todo el mundo, resulta complicada la conexión. Yo tengo que estar conectado siempre, si no, pierdo clientes”, Lázaro Hernández, un fotógrafo de 38 años que trabaja con turistas en La Habana. “Hay programas que dicen el horario que toca el corte, uno se va guiando para estar atento a cuándo toca y organizarse”, agregó.
“Uno trata de mostrar lo más bonito. El objetivo de poder hacer turismo es que te enamores de Cuba, a pesar de las dificultades”, dice a CNN Jorge Pérez, un guía turístico que trabaja en el sector desde 2018, entre otras actividades profesionales. “Cuando viajamos a las provincias se dificulta un poco más. Trinidad está muy afectada por los apagones. Pero muchos clientes lo ven más como una experiencia. Para el cubano es una experiencia amarga, sufrimos todo eso”, relató.
El sistema energético acarrea años de falta de mantenimiento e inversión. La situación se agravó con la temporada de huracanes del año pasado, que derivó en varios colapsos generales a fines de 2024 y generó algunas protestas callejeras.
Esta semana, un grupo de vecinos bloqueó durante horas las calles de La Habana para protestar por la falta de agua potable.
El presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Antonio Rodríguez, señaló en julio que alrededor de un millón de personas, cerca del 10 % de la población, están afectadas a diario con el abastecimiento de agua. “No podemos bombearles agua por el déficit energético”, explicó ante una comisión del Parlamento.
El economista cubano Mauricio De Miranda Parrondo, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, afirmó que la isla atraviesa una situación de estanflación. “Cuba tiene un sector productivo colapsado, es decir enfrenta un grave problema de escasez de oferta. Esto significa que el país debe importar bienes para satisfacer necesidades básicas, especialmente alimentos y combustibles, pero también bienes manufacturados”, indicó.
Otro factor que golpea es la reducción del suministro de petróleo por parte de Venezuela, que en 2011 enviaba un promedio de 96.000 barriles diarios, pero ahora ronda menos de un tercio de esa cifra, de acuerdo con estimaciones de Reuters.
Los cortes de energía afectan también a internet, un servicio cuyo acceso masivo en Cuba es relativamente reciente, y que ha contribuido en ampliar la escala de la disconformidad y en la organización de algunas protestas. Grupos de estudiantes de la Universidad de La Habana exigieron en junio que se revierta un aumento en los precios de los paquetes de datos de navegación, un reclamo que fue reconocido por el Gobierno, pero sin anular la medida.
Una vez superados los seis gygabites de los planes subsidiados, quienes necesiten más datos deberán pagar a partir de 3.360 pesos cubanos (unos US$ 140 al cambio oficial o cerca de US$ 8,5 al informal) por solo tres gigabytes adicionales, según el cuadro tarifario.
Los visitantes que se hospedan en hoteles generalmente cuentan con generadores eléctricos, que no suelen estar en alojamientos privados. De todas formas, la crisis también impacta en los servicios del sector, como restaurantes y bares que ya no abren de noche.
“El turista llega y ve que hay una situación energética, hace que la experiencia no sea buena, y que prefieran otros destinos”, cuenta a CNN “Chino” González, un guía de La Habana que pide no usar su nombre. Dice que son factores que hacen que muchos viajeros decidan no volver a visitar el país.
Entre enero y julio, Cuba recibió a casi 1,58 millones de viajeros, solo el 83 % de las visitas registradas en el mismo período del 2024. Pero la caída es aún mayor si se compara solo la llegada de turistas extranjeros, sin los visitantes cubanos. Por su parte, los hoteles (en los que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel continúa invirtiendo millones de dólares para infraestructura) tuvieron una ocupación de apenas 24 % en el primer trimestre, 11 puntos menos que en ese período del año pasado. Fue un balance “muy deficiente”, reconoció el ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, en un informe de junio.
Además de un emblema turístico, Cuba también llegó a ser el primer productor mundial de azúcar, que era uno de los principales sustentos de la economía. Sin embargo, la zafra 2024/2025 tuvo el peor resultado en más de un siglo: no llegó a las 150.000 toneladas y fue menos de la mitad del balance previo, según cálculos de EFE basados en fuentes oficiales.
“La zafra era un símbolo, y ya prácticamente no existe la producción de azúcar, que iba a ser la locomotora de la economía. Ni el azúcar ni el turismo”, sintetiza el economista Pérez.
La disponibilidad de alimentos subsidiados ha bajado en los últimos meses. “Ha habido una reducción considerable de esos productos. La gente que no tiene posibilidad de comprarlo con su salario se ve afectada, como los jubilados o los que cobran un salario mínimo. Hay menos arroz, aceite, leche”, relata González. “Falta azúcar, arroz, frijoles, o no vienen al mismo tiempo”, apunta el fotógrafo Hernández.
Por estos días, los pensionados comenzaron a recibir un aumento significativo en sus haberes mensuales, que aumentaron desde unos US$ 65 hasta casi US$ 160. Pero testimonios recogidos por Reuters señalan que su impacto no es tan significativo, ya que hay pocos productos que se venden a la tasa oficial de 24 pesos por dólar estadounidense, mientras la mayoría de bienes se comercian bajo el cambio paralelo, que ronda los 400 pesos.
“La canasta básica, que era un componente que garantizaba cierta igualdad social, ya no se respeta”, dice a su vez Pérez Villanueva. “En el barrio donde vivo, daban pollo una vez al mes. Ahora, hace ocho meses que no dan. La canasta está afectada como nunca, ni siquiera en el período especial”, aseguró.
El inicio de la década de los 90, marcada por la caída de la Unión Soviética y la pérdida de la ayuda que recibía La Habana de su principal aliado, dejó una abrupta recesión que llevó al castrismo a aplicar reformas económicas de apertura.
“Ahora estamos peor —continúa Pérez—, porque al menos en ese período se garantizaron ciertas cosas. No había transporte, pero se importó de China un millón de bicicletas. Ahora no hay eso. La inversión extranjera tenía mucho interés en Cuba, el turismo estaba en sus mejores años. No me acuerdo tanto, pero los apagones no eran tan seguidos”.
De Miranda resaltó que entre 1990 y 1994 la actividad se contrajo más que en la recesión de los últimos años, pero señaló que hubo reformas que le dieron aire a la economía. “Pienso que Cuba no ha salido realmente de aquella crisis. Entre 1990 y 2024 la variación promedio anual del PIB ha sido solo un 1,1 %”, dijo el economista.
El Gobierno cubano históricamente ha argumentado que las dificultades económicas se deben principalmente al embargo de Estados Unidos, así como a nuevas restricciones del Gobierno del presidente Donald Trump, y continúa señalando a los efectos de la crisis provocada por la pandemia de covid-19. No obstante, las autoridades están reconociendo el malestar de la población.
“No se defiende a la revolución cuando ocultamos los problemas que tenemos”, dijo Díaz-Canel en julio, cuando se desató una polémica por las declaraciones de la entonces ministra de Trabajo, Marta Elena Feitó, quien dijo que en el país no existen los mendigos sino gente “disfrazada” y luego debió renunciar.
El presidente también dijo en mayo en su podcast que los prolongados apagones son el mayor “obstáculo” y afectan severamente a la economía “casi paralizada en muchas actividades por no disponer del servicio necesario”.
El embargo y la inclusión de Cuba en la lista Estados patrocinadores del terrorismo elaborada por EE.UU. “son factores externos” que no dependen del Gobierno cubano, apunta el economista Pérez, pero agrega que “hay temas internos que no se han podido resolver”.
El Gobierno de Díaz-Canel, señaló De Miranda, “no ha sido capaz de presentar una estrategia creíble de superación de la crisis” ante la multiplicidad de problemas que se enfrascan en círculos viciosos. La economía cubana “no puede salir adelante hasta que no abandone el modelo de administración centralizada, el cual está profundamente vinculado al sistema político”, analizó. Según comentó, las medidas que adoptan las autoridades son parciales y a su vez generan otros problemas, “pero lo característico es el inmovilismo”.
El éxodo migratorio subió en los últimos tiempos y en 2024 la población cayó por cuarto año consecutivo, ya por debajo de los 10 millones de habitantes, según cifras oficiales.
“El que no está conforme y puede se va del país. No me conformo, pero entiendo la situación en la que estoy. Tengo una familia, tengo trabajo, saco lo bueno de lo malo. Depende de cómo se vea el problema”, dijo el guía González. Su colega Pérez comentó: “Somos muy luchadores, a pesar de todos los problemas”. Según aseguró, lo que nunca cambiará es la sonrisa en el rostro de los guías. “Lo hacemos para que el cliente se sienta bien y pueda regresar, porque son nuestros frijoles”, añadió. Por su parte, el fotógrafo Hernández anotó: “En cada ciudad (la crisis) es diferente, lo que no cambia es que somos cubanos, tenemos el espíritu”.
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