Análisis por Fernando Ramos, CNN en Español

Cuando Colombia aún no se repuso del atentado y posterior muerte del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del partido de oposición de derecha Centro Democrático, los ataques en Amalfi, Antioquia, y en la ciudad de Cali, Valle del Cauca, reviven el miedo de las peores épocas del narcoterrorismo, en los años 80 y 90.

En el primer ataque murieron 13 policías y 4 más resultaron gravemente heridos. Fueron embestidos con ráfagas de fusil y drones con explosivos cuando llegaban a apoyar a otro grupo de uniformados que estaban en una jornada de erradicación manual de cultivos ilícitos de hoja de coca. En el segundo atentado, en la ciudad de Cali, murieron 6 personas y más de 70 resultaron heridas tras la explosión de varios cilindros-bomba lazados en inmediaciones de la base aérea Marcos Fidel Suárez.

La población civil fue la más afectada. Y en el lugar se vivieron escenas de pánico y terror en medio de la evacuación de los muertos y heridos y la devastación de viviendas, locales comerciales y decenas de vehículos.

“El golpe a la población de Cali indudablemente es profundo, es brutal, es de terror”, afirmó el presidente Gustavo Petro en la madrugada de este viernes, al término de un Consejo Extraordinario de Seguridad en Cali con la cúpula militar y las autoridades civiles en la zona.

En ambos casos las escenas revivieron las peores épocas del narcoterrorismo de la década de los años 80 y 90, que muchos colombianos ya creían superadas.

“Me duele el corazón y el alma. Pero esto solo nos compromete aun mas para seguir enfrentando a estos grupos criminales”, afirmó este viernes en declaraciones a medios locales el general Carlos Fernando Triana, director de la Policía de Colombia, al reiterar su pesar a las familias de los uniformados muertos y heridos en el atentado del jueves contra un helicóptero de la institución en Amalfi, Antioquia, suroeste del país.

La conmoción causada por los recientes actos terroristas, las denuncias de varios precandidatos presidenciales de amenazas en su contra, el magnicidio del senador Miguel Uribe Turbay y el asesinato de 105 líderes sociales en lo que va de 2025, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, tienen a las autoridades en estado de máxima alerta a menos de un año de los comicios para elegir nuevo Congreso, el 8 de marzo de 2026, y presidente, en primera vuelta, el 31 de mayo.

“Esto es parte de un plan más extenso de los grupos armados al margen de la ley buscando confusión y miedo para presionar acuerdos de paz que les permitan lograr beneficios jurídicos y de control territorial. Pero sin duda que esto podría enredar el proceso electoral de 2026 y eso sería muy grave para el país”, le dijo a CNN el analista y exasesor de seguridad nacional Jaime Arango.

Por su lado, el presidente Petro pidió a las autoridades nacionales y a la comunidad internacional declarar como organizaciones terroristas a varios de los grupos al margen de la ley con los que ha intentado acercamientos en el marco de su “política de paz total”.

“Nuestras investigaciones muestran que tanto el mal llamado Clan del Golfo, como la Segunda Marquetalia, como las mal llamadas también disidencias de Iván Mordisco, son bandas armadas, muy bien armadas, y cuyo mando real según la inteligencia que hemos podido desarrollar es la llamada junta del narcotráfico que opera internacionalmente como una confederación de mafias”, sostuvo el mandatario en un evento público de entrega de tierras a campesinos en la ciudad de Valledupar, noreste de Colombia.

Esta seguidilla de ataques y la conmoción que causaron en los colombianos debilitan la “política de paz total”, una de las columnas vertebrales del programa de gobierno de Petro.

The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.