Tras la tragedia en Minneapolis, funcionarios de Trump se suman a un apresurado juicio selectivo
Análisis de Aaron Blake, CNN
Once días después de un intento de magnicidio contra Donald Trump el año pasado, el entonces director del FBI, Christopher Wray, testificó ante legisladores ansiosos por obtener información.
No obstante, fue cauteloso. Sí, el atacante tenía como objetivo a Trump, pero Wray no iba a sentarse allí a especular ni a sacar conclusiones sobre su motivo.
Un congresista le preguntó a Wray: “¿Usted y su equipo conocen el motivo del atacante o tienen alguna idea de qué pudo haberlo impulsado?”
Wray respondió: “Bueno, ‘conocer’ y ‘tener alguna idea’ son dos cosas muy diferentes”.
Cuando un republicano le preguntó si la retórica de los demócratas jugó algún papel, Wray respondió con recelo: “Con todo respeto, no creo que sea apropiado para mí, como director del FBI, caracterizar o hacer comentarios públicos sobre la retórica de personas específicas”.
Eso fue entonces; esto es ahora.
En línea con los movimientos extraordinarios del segundo mandato de Trump para comentar sobre investigaciones en curso y politizarlas, altos funcionarios se apresuraron esta semana a vincular un tiroteo masivo en la Escuela Católica Anunciación de Minneapolis, que dejó dos niños muertos y más de una decena de heridos, con la izquierda, tanto de manera implícita como explícita.
Lo hicieron incluso cuando lo que se sabe de las palabras de la persona que atacó, Robin Westman, mostraba una imagen complicada y a menudo incoherente de sus creencias y posibles motivos.
Quizás lo más impactante de todo fue el sucesor de Wray como director del FBI, Kash Patel.
Aunque Patel no atribuyó un motivo a Westman, seleccionó algunas de sus palabras. Dijo que Westman “dejó múltiples referencias anticatólicas y antirreligiosas”, habló de “odio y violencia hacia el pueblo judío” y dijo “Free Palestine”, y escribió “un llamado explícito a la violencia contra el presidente Trump en un cargador de arma”.
Patel dijo que el crimen estaba siendo investigado no solo como terrorismo, sino como “un crimen de odio dirigido a católicos”.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, coincidió con Patel, señalando que Westman escribió “¿Dónde está tu Dios?” y “Matar a Donald Trump” en sus armas y municiones.
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, fue más explícita sobre el motivo de Westman, diciendo que fue “el sentimiento en contra de Dios lo que motivó a la persona que atacó”.
¿Qué tienen en común esas afirmaciones? Que coinciden con los grupos y personas que los republicanos dicen proteger y a quienes acusan a la izquierda de atacar. Además de citar las referencias de Westman a Trump, se insinúa claramente que se trató de un ataque motivado por una ideología izquierdista.
Sin embargo, el panorama completo de las palabras de Westman muestra que es una lectura muy selectiva. Sugiere que la persona que atacó pudo recibir la influencia de una multitud de extremistas con opiniones diversas, incluso a menudo de derecha. Westman expresó su odio hacia una gran cantidad de grupos, incluyendo algunos que podrían catalogarse como aliados de la izquierda.
Westman escribió insultos racistas contra personas negras e hispanas y un insulto para personas homosexuales, así como “Nuke India”. Parecía celebrar a los terroristas antimusulmanes Anders Breivik de Noruega y Brenton Tarrant de Nueva Zelanda. Citó los casos de extremistas antigubernamentales y a favor del supremacismo blanco Randy Weaver y Timothy McVeigh, y el enfrentamiento de los davidianos en Waco, Texas, casos que se convirtieron en banderas de la extrema derecha.
Westman también pareció celebrar a quienes atacaron instituciones cristianas y judías. Pero el hilo conductor parece ser la celebración del odio y las masacres de todo tipo.
Es una mezcla de posibles motivaciones que sugiere una ideología difícil de encasillar.
Funcionarios del Gobierno de Trump y otros también señalaron que Westman era transgénero. Patel pareció enfatizar al llamarlo “el sujeto masculino”, a pesar de que, en 2019, la madre solicitó el cambio legal de nombre de Westman de Robert Paul Westman a Robin M. Westman, según documentos judiciales. Un juez que aprobó la petición en enero de 2020 escribió que Westman “se identifica como mujer y quiere que su nombre refleje esa identificación”. Noem dijo que Westman “era un hombre de 23 años que afirmaba ser transgénero”.
No necesariamente decían que eso era relevante, pero sí lo mencionaron. Y eso también alimentó las acusaciones de la derecha de que las personas transgénero son más propensas a cometer este tipo de atrocidades.
Sin embargo, no hay pruebas que respalden esa afirmación. La percepción parece deberse en gran parte a personas que afirman falsamente que anteriores personas que atacaron eran transgénero, a menudo poco después de los hechos. Esto ocurrió tras los tiroteos escolares en Uvalde, Texas, en 2022 y en Madison, Wisconsin, el año pasado, entre otros. Incluso el jueves, Donald Trump Jr. repitió la afirmación falsa de que las personas que atacaron eran transgénero.
Figuras de los medios conservadores, especialmente en Fox News, no dudaron en conectar los puntos de forma más explícita.
“La izquierda está usando a los niños transgénero y convirtiéndolos en guerreros culturales, y los han soltado contra la iglesia, las escuelas y Trump”, dijo el presentador de Fox, Jesse Watters, el miércoles. “Tú lo ves, yo lo veo”.
El representante republicano Byron Donalds de Florida agregó en el programa de Laura Ingraham: “Esto se trata de problemas de salud mental que la izquierda radical se niega a reconocer, que provienen de su ideología loca, la cual está dañando a tantos niños en Estados Unidos que ahora se están convirtiendo en adultos jóvenes”.
Ingraham respondió: “Mutilando sus cuerpos y sus mentes”.
Incluso la idea de que Westman necesariamente tenía como objetivo a los católicos parece especulativa. Sí, fue un ataque a una escuela religiosa. Pero también resultó ser una escuela religiosa a la que Westman asistió.
Y si tomamos las palabras de Westman al pie de la letra, Westman afirmó explícitamente que esa no era una motivación.
“Esto no es un ataque a la iglesia o la religión, ese no es el mensaje”, escribió Westman. “El mensaje es que no hay mensaje”.
El episodio resalta un tipo de juicio apresurado que se ha vuelto especialmente común en la derecha. Trump y sus aliados vincularon a su presunto homicida, Thomas Matthew Crooks, con la izquierda, a pesar de que Crooks era un republicano registrado y aún no hay una imagen clara de sus motivaciones. Fue una historia similar con el ataque a Paul Pelosi y los tiroteos de dos legisladores estatales de Minnesota este año.
La tentación de vincular a estas personas con el otro bando, basándose en información incompleta y a menudo errónea, parece demasiado fuerte.
Pero normalmente esto no se hace con la ayuda de altos funcionarios del Gobierno, quienes se supone que deben ser cautelosos antes de prejuzgar un caso.
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